“El tambor mueve el corazón”, explica Hernán Herrera, uno de los miembros fundadores de Currumbao. Este sentimiento unió a los ocho integrantes hace muchos años, pero desde el 2009 la banda fue tomando forma. El nombre parte de la fusión de tres palabras que son el espíritu de la agrupación: cuero, rumba y tumbao.
La noche del miércoles fue el turno de Currumbao de calentar -al ritmo de tambores- el ambiente del Dirty Sánchez, como parte de sus eventos semanales de música en vivo.
Entre tambores, congas, bongos, timbales, saxofón, marimbas, tamboras y hasta flauta traversa, los integrantes hicieron eco de su camaradería. El gran sentido del humor invitaba al público a unirse en la fiesta que proponen sus ritmos africanos con rasgos andinos, la samba o el mapalé.
No hay posiciones fijas en la banda, todos rotan tanto en instrumento como en voz, son una celebración completa, cuyos coros funcionan como mantras, fáciles de seguir incluso para quienes los escuchan por primera vez.
Los integrantes también coordinaron pasos que emocionaron a la audiencia. La gente –en la calle– ojeaba por la ventana del bar, pues claramente la energía atravesaba los muros del lugar. Currumbao es una banda que indudablemente pone al público a bailar.