Un autor con un credo revolucionario muy coherente. Así lo recuerda Lupe Álvarez, crítica de arte. En los años 60 y 70, en los que la llamada “revolución cultural” se esparcía por el mundo como un virus, Jorge Swett vio en los murales una herramienta de cambio en Guayaquil, una manera de difundir su fuerte compromiso social con la ciudad.
“Fue un artista que estuvo muy enfrascado con la política de izquierda de la época”, añade Álvarez, quien es catedrática de Arte en la Universidad Espíritu Santo.
En sus murales, más de 100 ejecutados en paredes de instituciones públicas y privadas de Guayaquil, aún perdura su mensaje.
“Su propuesta fue culturalmente significativa. No fueron meras ilustraciones decorativas, como sucede hoy en día con muchos pasos a desnivel de la ciudad”, destaca el curador Rodolfo Kronfle.
Estuvo muy influenciado por el realismo social ecuatoriano de los años 30 y 40. “Fue muy amigo de Gallegos Lara (escritor guayaquileño de esa corriente). Era afín a todo ese pensamiento”, recuerda su amigo Alfonso Uzhca (72), quien es presidente de la Asociación Cultural Las Peñas.
La clase trabajadora estaba presente en la mayoría de sus obras. Esto se evidencia en la que instaló en la fachada del Hospital Teodoro Maldonado Carbo, del IESS, ubicado en el sur de la urbe. Ese mural lo trabajó junto con el fallecido Segundo Espinel Verdesoto, uno de los pioneros del mural en Guayaquil, y a quien Swett consideraba su maestro.
“Esta obra en particular refleja la típica idea realista socialista: los obreros, los campesinos, todos juntos, levantando las manos en actitud heroica”, analiza Álvarez.
Por el mismo camino van las obras que hizo en el antiguo Aeropuerto de Guayaquil (actual Centro de Convenciones), en el Centro Ecuatoriano Norteamericano, entre otros sitios que pidieron su firma en las paredes de su fachadas. Esto ocurrió en la época del ‘boom’ petrolero de los años setenta, cuando las instituciones lo que más tenían era dinero.
“El muralismo es para hombres”, solía repetir Swett, quien inició su carrera en 1961, cuando ganó un permiso para hacer dos murales -que aún perduran- en el Puerto Marítimo de Guayaquil.
Su estilo, según el crítico de arte Saidel Brito, también estuvo muy influenciado por el cubismo de los años 20. “Tenía mucho de (Pablo) Picasso”, añade.
Uno de los últimos trabajos que realizó Swett fue la recuperación, restauración e instalación de un mural de Manuel Rendón Seminario, uno de los más reconocidos artistas de esta técnica. La obra se encuentra en exhibición en uno de los corredores exteriores del Centro Cultural Simón Bolívar.
Pero el artista no estaba solo. Su hijo, Carlos Swett, lo acompañó en esa ocasión. Él estuvo presente en muchos de los murales que realizó. Al igual que sus estudiantes. En el 2008 se jubiló tras 25 años como catedrático de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Guayaquil.
Quien lo recuerda muy bien es su alumno Darío Nieto (36), que se graduó en Diseño en esa Facultad. Nieto rememora las ocasiones en que Swett llevó a sus estudiantes a recorrer muchos de sus murales. Les explicaba, paso a paso, la técnica que había empleado y hasta les pidió su colaboración en algunos proyectos.
“No era egoísta. No ponía solo su nombre en los créditos de los murales. También incluía a los alumnos que colaboraban con él”, recuerda Nieto, a quien este Diario sorprendió la noche del viernes con la noticia de que su entrañable profesor había muerto.
Testimonios
Daniel Adum / Artista urbano
‘Un referente en el arte en espacios públicos’
Lo valoro mucho, Swett ha sido un referente en el arte en espacios públicos, una figura importante para los artistas de hoy.
Su obra está por todos lados en Guayaquil, desde en una gasolinera hasta en el cementerio, sobre todo los murales de mosaicos, la técnica que más practicó. Para mí es una eminencia. Él vivió una época privilegiada, por los interesados en las artes, ahora es lo contrario, el arte es vejado por las autoridades.
Xavier Patiño / Artista plástico
‘Asumía el arte de acuerdo con el espacio’
Jorge Swett se hizo conocido con el muralismo, una huella que está por todo Guayaquil, en instituciones públicas, en pasos a desnivel. Tuvo una trayectoria importante como profesor. Lo estimaba y respetaba mucho por su labor. Su trabajo fue variado, desde cosas costumbristas hasta aspectos sociales; ya que los murales se hacían bajo encargo, esto no lo limitaba, sino asumía el reto pues trabajaba en consonancia con el espacio.
Pavel Égüez 7 Muralista
‘Fue un artista que se preocupó por la técnica’
Siempre la muerte de un maestro ecuatoriano es lamentable. Jorge Swett fue un continuador del muralismo guayaquileño. Creo que él nos transmitió fundamentalmente el ejercer sobre la técnica del mosaico, que trabajó intensamente, incluso fabricando sus propios mosaicos, algo inédito en el Ecuador. Fue un artista que se preocupó por utilizar una técnica antigua (bizantina) y de alguna manera la hizo más tropical.