La cuestión de la música sacra no solo atañe a monjes y maestros de capilla. Como una manifestación de las personas que intentan establecer una conexión con lo divino, dentro de este género se incluyen también cánticos y ritmos que forman parte de los sistemas de creencias de los humanos. Y esta semana eso se hará evidente en el XIII Festival de Música Sacra que comenzó ayer.
En el caso ecuatoriano, la historia musical sacra está compuesta por elementos como los chigualos manabitas, el anent amazónico (canto sagrado shuar), los arrullos y, en la actualidad, por las fusiones entre los cánticos rituales indígenas y el jazz.
Al respecto, el investigador Mario Godoy, autor de la ‘Breve historia de la música del Ecuador’, dice que lo sagrado remite a lo separado, a lo que no es mundano, a aquello que implica un desapego a lo terrenal. Siempre y cuando la música tenga la intención de resaltar un aspecto de la vida espiritual de las personas, esta se podría considerar como sacra.
Esta particularidad ha permitido que experimentos musicales formen parte del repertorio sacro. Para el clérigo Humberto de la Torre, tal flexibilidad fue posible, por lo menos en Occidente, gracias a los cambios del Concilio Vaticano II y el diálogo ecuménico dentro de la Iglesia Católica. Comenta también que en los templos europeos, los programas de música sacra ahora combinan propuestas americanas en las que hay ritmos andinos, brasileros, tango y otras expresiones regionales. Así, nuevamente la música sacra encuentra un espacio en la sociedad.
América, una respuesta
La crisis de la música sacra se produjo durante los siglos XIX y XX. A esta conclusión llegan Miguel Juárez, clavecinista e investigador, y Juan Carlos Arango, curador del Festival Internacional de Música Sacra de Quito. Entre los motivos estaría la conformación de las Repúblicas en Occidente, hecho que chocaba con la idea de mantener Estados ligados a la Iglesia. A ello se suma el rechazo al pasado colonizador, que en América intentó suprimir todo rastro español.
Pero en el continente, según De la Torre, estaría el futuro de esta música. Por una parte, existe una gran cantidad de partituras en países como Ecuador, Perú, México o Estados Unidos que no han sido interpretadas desde hace siglos. Esto ha convertido a los archivos públicos y eclesiásticos en inmensas minas que empiezan a ser exploradas por músicos cuyo interés es rescatar este patrimonio y producir discos o libros en torno a él. Como resultado están los discos ‘Oy Hasemos Fiesta’ (2011), álbum con temas guatemaltecos del siglo XVI; ‘Una tonadilla nueva’ (2000), música barroca ecuatoriana del siglo XVII; o la ‘Misa para el rey Felipe II’, con manuscritos escritos por el compositor franco flamenco Philippe Rogier, que fueron encontrados en la Catedral Metropolitana de Quito.
El caso ecuatoriano
Paralelamente a la investigación, la creación es una prioridad. En Quito, por ejemplo, el Festival de Música Sacra ha sido el espacio para que los compositores den a conocer sus obras. Como lo hizo Claudio Jácome, quien en el 2012 estrenó ‘Génesis’, pieza que relata pasajes bíblicos sobre la creación del universo.
Fuera de los espacios exclusivos para la música sacra, en el país hay iniciativas que buscan resaltar la importancia del género. El trabajo de la Schola Cantorum Quitensis es una muestra. Esta agrupación lanzó en febrero su primer disco ‘Jesu Dulcis Memoriae’, con 15 temas de canto gregoriano.
Aun cuando Ecuador es un Estado laico, no se ha borrado su pasado religioso. Si se recurre a cifras, estas dicen que al Festival de Música Sacra asisten anualmente 60 000 personas. No solo porque quieren escuchar composiciones de Bach, Mendelssohn o Mozart. Hay interés por conocer lo que hacen jóvenes compositores nacionales y extranjeros. Para el maestro Álvaro Manzano, quien dirigió el concierto inaugural de este año (el Réquiem de Verdi), la música sacra estará siempre presente en una sociedad ligada al cristianismo.
no olvide El XIII Festival Internacional de Música Sacra continúa durante esta semana. Hoy, la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador presenta el Réquiem de Verdi, a las 19:30, en el Teatro Nacional Sucre.
Una de las agrupaciones invitadas es la Freiburger BarockConsort. Esta es una orquesta de música barroca y ofrecerá un concierto en la Capilla de Cantuña (ubicada en la plaza Francisco, entre Bolívar y Cuenca), hoy, 17:30.
Para el 14 de abril, el grupo español La Ritirata estará en el Conservatorio Nacional de Música (Cochapata y Abascal), desde las 14:30, para realizar una clase magistral abierta para todo público.