Una leyenda de la cultura pop gira en torno a los inicios como escritor del japonés Haruki Murakami. Una mañana calurosa de 1978 contempló cómo un jugador de los Yakult Swallows bateaba un jonrón’ a los Hiroshima Carp. En ese preciso instante decidió que escribiría una novela.
El autor no ha desmentido la anécdota, más bien esta se ha potenciado con el éxito que sus textos consiguen a escala mundial. Once de sus libros han sido traducidos a distintas lenguas, consiguiendo lectores y altas cifras de ventas (‘Tokio Blues’ alcanzó los 3,5 millones de ejemplares).
El crítico estadounidense Stephen Armstrong lo calificó en el New York Times como el escritor más ‘cool’ en el mundo actual. El mismo diario lo sugiere como “la lectura requerida para todo adolescente angustiado”. Y su nombre está junto al del francés Michell Houellebecq, en la cima de la narrativa contemporánea.
César Chávez, bibliotecario del Centro Cultural Benjamín Carrión, resalta en sus libros un tono contemporáneo, “que no llega a ser posmoderno pues guarda texturas linguísticas muy clásicas”. Ello porque en sus historias hay relaciones de pareja bien dibujadas, cierto erotismo, un ritmo vertiginoso que proviene de la música, ambientes de bares o discotecas… “Es una literatura pop que no pierde elementos de calidad” y que la hace digerible no solo para un lector específico.
El principal tema que explora la literatura de Murakami es el amor, con su maravilla y su turbación, de ahí que las relaciones de pareja sean fundamentales en sus historias. Mientras que sus relatos se hacen de cotidianidad, hasta que un suceso despierta una serie de situaciones surreales.
Con respecto a la tradición japonesa -para Chávez- Murakami guarda una breve relación en cuanto a la configuración de los personajes, pues estos tienen secretos profundos que carcomen sus espíritus. Sin embargo, no hay más elementos de la tradición literaria nipona, donde brillan los nombres de Kawabata o Tanizaki.
Las referencias a toda la cultura japonesa son escasas, acaso se presenta la gastronomía y algún paisaje. Aspecto que le ha valido el rechazo de la crítica de ese país, que lo considera “un escritor pop sobre-occidentalizado”. En respuesta, Murakami ha dicho: “Antes quería ser un escritor expatriado; pero soy japonés, este es mi suelo y estas mis raíces. No puedes escapar de tu país”. Por su parte, los jóvenes lo buscan y lo leen, no solo en Japón.
Al geógrafo Danilo Granja, las novelas de Murakami lo trasladan hacia algún lado, con el viaje o con la música, y lo identifica con los personajes, reales, sencillos, cotidianos, con problemas y anhelos. Así, recuerda el inicio de ‘Tokio Blues’: un aeropuerto, un hombre solitario y la canción de The Beatles, Norwegian Wood.
La música es una referencia en su literatura. Desde, los ya mencionados The Beatles, hasta temas de Nat King Cole, Beach Boys o composiciones clásicas de Rossini, Beethoven, Mozart y Vivaldi.
La relación de Murakami con la música es vieja y muy personal. En sus años de estudiante trabajó en una tienda de discos, después de la universidad abrió un bar de jazz, el Peter Cat, y ahora conserva en su hogar más de 70 000 vinilos: rock, pop, jazz, música estadounidense en su mayoría.
Mas no ha sido solo la música occidental la que influye en su creación literaria. En sus narraciones se dejan ver rastros de Raymond Carver, Francis Scott Fitzgerald o John Irving, autores estadounidenses que él ha traducido al japonés.
Murakami también ha sido responsable, en parte, de una nueva concepción sobre la figura de escritor y del oficio. El argentino, Marcelo Birmajer, en su más reciente visita al Ecuador, durante la Feria del Libro de Quito, confesó sentirse más cercano a esta idea del japonés: el autor que sale a trotar, disfruta de comidas ‘gourmet’ y de buenos hoteles. Lo opuesto al ‘escritor maldito’, ahogado en sus conflictos.
‘1Q84’, su más reciente libro
La última novela de Haruki Murakami, ‘1Q84’ se espera que llegue al Ecuador a mediados de febrero. El título de esta publicación es un claro guiño a la antiutopía de Georges Orwell, ‘1984’, más aún cuando la ‘Q’ en japonés suena igual que el nueve.
Esa variación en la grafía refleja la alteración del mundo en que habitan los personajes de esta novela. En un mundo aparentemente normal se mueven Aomame, una instructora de gimnasio, y Tengo, un profesor de matemáticas. Ambos rondan los 30 años, ambos llevan vidas solitarias y ambos perciben a su modo desajustes en su entorno, que los conducirán de manera inexorable a un destino común. Cada uno de los personajes tiene una faceta oculta que complica la trama.
Sobre esta novela Haruki Murakami ha dicho: “Orwell escribió ‘1984’ mirando al futuro, y yo, con mi novela, quiero hacer lo contrario, mirar al pasado, pero sin dejar de ver el futuro”.
La publicación reúne los dos primeros libros de lo que será una trilogía, cuyo tercer número ya está circulando en Japón.
Algunos de sus libros
Es una reminiscencia de su vida a través del deporte.
El destino y la tragedia en las vidas de dos solitarios.
Una atracción que renace a ritmo de jazz y recuerdos.
El tema de The Beatles, Norwegian Wood, motiva la trama.
Una novela a ritmo de ‘thriller’ en el mundo de la publicidad.