El tenor ecuatoriano Hernán Tamayo habla sobre su vida, su formación y su talento para el canto lírico. Los escenarios lo han recibido por más de 40 años.
¿Por qué la música?
La música ha sido la razón de mi vida y la vocación viene desde la niñez. Mi abuela cantaba y luego, de estudiante, desde la primaria, ya me gustaban el teatro y el canto. La vocación por el canto fue de siempre.
¿Cómo fue su formación en la escuela en Ambato?
En las horas sociales hacíamos estampas costumbristas y representábamos en esa época a Evaristo Corral y Chancleta.
¿Y su afición deportiva?
Fui un gran deportista. Pesista. A los 17 ó 18 años fui vicecampeón nacional de levantamiento de pesas. Una juventud y una niñez felices porque realmente era propicio el ambiente donde me desenvolvía.
¿Ese deporte le ayudó?
Ese antecedente fue fundamental para luego tener la disciplina en el arte escénico, porque el canto implica una disciplina tremendamente rigurosa.
¿Y la respiración?
El cantante tiene que saber respirar básicamente y el pesista tiene también que saber respirar.
¿Quiénes eran sus amigos?
Tengo algunos amigos artistas en las diferentes disciplinas. El pintor Ballesteros es contemporáneo mío.
En el traslado a Quito, ¿hubo cambios?
Le cuento que no quería ser cantante de profesión, quise dedicarme a la docencia, pero fui a estudiar en el Conservatorio.
¿A quiénes conoció en el Conservatorio?
Claudio Aizaga, Luciano Carrera, Ricardo Narváez, uno de los hermanos Vaca, los hermanos Bonilla y un grupo selecto de grandes de la música.
¿No le tentó en algún momento quedarse en el teatro como tal?
Mi primera etapa la hice en el teatro. Actué para el Ballet Folclórico Gran Colombiano. Nos citaron a todos los artistas y mi maestra me dijo: “Usted lo que tiene que hacer es cantar haciendo escena”, y cuando yo actué el director dijo: “este es el artista que yo necesito”. Viajé con el Ballet. Nos ovacionaron en Londres donde hicimos estampas costumbristas.
¿Cómo se dio la posibilidad de estudiar en el exterior?
Pasé a ser parte del Ballet de Patricia Aulestia y a tener viáticos, visitas a Estados Unidos y a viajar con ellos. Comencé a trabajar en el Ballet Folclórico Ecuatoriano que en esa época estaba subvencionado por la Corporación Ecuatoriana de Turismo.
¿Cómo cultivar la voz?
El secreto está en el estudio permanente. La técnica vocal implica una disciplina sobre cuatro elementos básicos: la respiración, la técnica de emisión, la resonancia y la articulación. El cantante tiene que estudiar todos los días especialmente la respiración.
¿En qué influye la alimentación?
Es básica una salud integral. Yo camino mucho, hago todos los días ejercicios de respiración.
¿Una vida rigurosa?
Yo diría que he sabido manejarme con habilidad y disciplina, porque lógicamente se habla de la vida de artista. Conocí a Julio Jaramillo ya en sus últimos años y me dio muchísima tristeza porque había sido muy amigo de Nelson Dueñas y cuando estuvimos en Bogotá ya estaba alcoholizado, fumaba marihuana, es decir prácticamente ya estaba fuera de lugar. Yo decía ¿esta es la figura?, qué pena, me dio mucha tristeza. Se veía cómo se fue deteriorando.
¿Por qué se deteriora la voz?
La voz se deteriora primero por el alcohol, segundo por el tabaco.
¿Cuánto influye la edad en los cantantes?
Claro que influye, pero si hay escuela uno puede cantar toda la vida. Yo, por ejemplo, estoy en los 70 años y canto con la energía de los 40 o los 50 años.
Háblenos de su experiencia y formación en Europa
Tuve la suerte de participar y alternar con grandes cantantes líricos. Conocí a Pavarotti personalmente, en Madrid. Era solista del Coro Nacional de España y, allí, también conocí a Plácido Domingo y al profesor de Plácido Domingo. Otro antecedente buenísimo fue el pianista de Montserrat Caballé.
¿Su paso por el Ejército?
En menos de 48 horas estaba prácticamente dentro del Ejército, contratado en calidad de soldado amanuense para entrar a trabajar en la Zona Militar.
¿Y tenía mucha actividad?
Claro. Ahí canté cumbias, baladas, boleros, pasodobles. Tuve que aprenderme una cantidad de repertorio.
¿Vistió el uniforme militar?
Sí. Me querían mucho y no me decían Hernán, sino ‘Tamayito’. Había un sargento de apellido Morocho que no me quería y cuando me llamó una muchacha y preguntó por el subteniente Tamayo, él dijo “soldado nomás es; becado del Ejército aquí”.
HOJA DE VIDA
Hernán Tamayo
Su experiencia. Nacido en Ambato, con 70 años de edad y más de 43 recorridos por el mundo de la música. Su formación la hizo en el Conservatorio Nacional de Música pero también estudió en el exterior. Ha realizado varias giras y trabajó en España.
Su punto de vista. El secreto de la voz está en el estudio permanente. La vida de artista hay que saberla manejar.La técnica vocal implica una disciplina sobre cuatro elementos básicos: la respiración, la técnica de emisión, la resonancia y la articulación.