Hay algo que en la jerga musical en inglés se conoce como ‘crossover’ y en español como fusión. Esas palabras pequeñas son las que definen en este momento el cambio enorme que María Isabel Albuja está por concretar en su carrera. Para ser más específicos, la soprano ecuatoriana hará un ‘classical crossover’, lo que implica que fusionará su formación como cantante lírica con la interpretación de música pop.
Ya lo hicieron Il Divo, Andrea Bocelli o Sara Brightman (la soprano británica, a quien María Isabel parece estar siguiendo los pasos, pues al igual que ella ya está incursionando también en el cine) con un éxito notable a nivel internacional. Y Albuja quiere ser la pionera en Ecuador.
Para ella el pop no es ajeno, pues ahí fue donde comenzó, cuando, siendo adolescente, participaba en las producciones y conciertos de los Ricardos (Perotti y Williams) más famosos de los 80 y 90 del pop ecuatoriano. Sin embargo, cuando tenía 16 años sintió que eso no era suficiente; con su manía perfeccionista, que la lleva a buscar los límites, decidió exigirse y lograr más: empezó con clases de canto lírico, y quedó fascinada desde el primer día.
En su proyecto, que aún no tiene fecha concreta para salir al público, María Isabel cuenta ya con dos músicos ecuatorianos interesados en apoyarla: Leonardo Cárdenas y Nelson García, con quien ha estado trabajando en la banda sonora de una película (‘Acariciando a mi niño’, de Índigo Producciones), en la que además tendrá una aparición. En la película interpreta música lírica, así que no empata con su nuevo proyecto.
Pero como ella dice entre risas (algo que se le da muy fácilmente), “también soy capaz de cantar con voz ‘normal’, como me dice mi hermana”, y eso es lo que el público descubrirá cuando finalmente baje su registro para cantar canciones del repertorio nacional, como el pasillo Despedida, del compositor ecuatoriano Gerardo Guevara, que forma parte del disco ‘I am so pretty’, que Albuja tiene previsto interpretar en Quito en los próximos meses (los detalles pide mantenerlos en secreto hasta que todo sea seguro).
Este será un abrebocas de lo que vendrá, una especie de paso intermedio, pues en los nueve temas del disco su registro de soprano todavía prima, aunque los géneros sí varían: de un aria pasa a un musical y de este a un pasillo.
La idea de incursionar en otros géneros y aportar con su voz “cien por ciento trabajada”, como ella dice, cobró fuerza cuando en diciembre del año pasado se separó de la Compañía Lírica Nacional del Teatro Sucre, porque el grupo pasaba a ser una escuela de formación (de dos años), en la cual Albuja ya no tenía cabida.
No obstante, las puertas del Teatro quedaron abiertas y ella está atenta a todas las audiciones, como la del musical ‘The west side story’ (hace un mes); su participación más reciente con la Compañía fue en la reposición -este año- de la zarzuela ‘Luisa Fernanda’. También está prevista una colaboración en ‘Sweeney Todd’, en presentaciones que la Compañía realizará en Bogotá este año.
Ante la realidad de un mercado reducido para el canto lírico en el país (María Isabel ha cantado en todas las plazas y casi todas las óperas que se han presentando aquí), en lugar de “irme a sentarme a tejer a mi casa yo dije no, tengo tanto potencial, todavía estoy joven. Y busqué otros caminos”. Estos caminos -espera la soprano- traerán nuevos públicos y también le ayudarán en eso que ella ha asumido como un apostolado: lograr que la gente se acerque, de cualquier manera, al canto lírico, aunque sea por la senda del pop.
HOJA DE VIDA
María Isabel Albuja
En el 2007, participó del Masters Class con la soprano española Montserrat Caballé. También ha hecho audiciones privadas con el tenor y barítono español Plácido Domingo y la soprano italiana Mirella Freni.
Actualmente, además de seguir abierta a colaborar con la Compañía Lírica Nacional, es miembro de la Fundación Operística de Madrid y viaja un par de veces al año a esa ciudad para presentarse en el restaurante La Favorita.