‘Si te quiero es porque sos /mi amor mi cómplice y todo /y en la calle codo a codo /somos mucho más que dos’ . A Carolina Cordovez le gusta declamar este poema de Mario Benedetti. Lo hace frente a su esposo, Luis Emilio Rodríguez. Cordovez utiliza estos versos para resolver algún ‘impasse’ con su amado.
Tiene 29 años y dice que Benedetti está presente en su cotidianidad. Relaciona los instantes de su vida con las obras del autor uruguayo. Córdova dice que su mamá suele bromear por su afición a Benedetti: “me dice que yo ya sé de memoria los ‘Inventarios’”. Estos son tres poemarios que recopilan la obra del autor.
Cordovez considera que Benedetti fue un poeta que tenía la sensibilidad de poner en palabras muchas cosas que las personas comunes y corrientes sentimos.
Andrés Cobo también considera a la literatura de Benedetti sencilla y sensible. Su libro de cabecera es ‘ Inventario Uno’. Dice que al abrir alguna de sus páginas y leerlas, siempre se siente identificado con lo que le está pasando.
Su afición nació del poema Defensa de la alegría. “Lo leí y me pareció supersencillo, romántico y amigable”. A partir de esa lectura cuenta que se subía a los buses a declamar los poemas de Mario Benedetti y los suyos propios a cambio de monedas y, que en 1998, cuando EE.UU. e Inglaterra bombardeaban Iraq, se subió al transporte público, alzó su voz de reproche y declamó Defensa de la alegría. Ahora es egresado de Jurisprudencia.
En el círculo intelectual también hay seguidores del uruguayo. En la sala de su departamento, decorada por un telescopio negro que apunta a la calle, el escritor y poeta Édgar Allan García recuerda que las protestas en contra del ex presidente León Febres Cordero, en los ochenta, fueron los alicientes para leer a Benedetti.
Eran los ochenta cuando los versos “Compañera /usted sabe /puede contar /conmigo /no hasta dos /o hasta diez /sino contar /conmigo” le daban la fuerza para entrelazar las manos de su novia. Con el pasar del tiempo cambió esa poesía por una más “cósmica y profunda”, hasta que un día, al leer Quiero creer que estoy volviendo, se reencontró otra vez con su poesía. “Encontré a un escritor sabio, que había vivido el infierno y había reencarnado”.
Los textos de Benedetti despiertan recuerdos y sentimientos. En el caso de Cecilia Dávila, 65 años, despiertan la sensación de unidad. Comenzó a leerlo a los 25 años y ha sido el nexo que ha unido a su familia y a sus amigas. Dice -con voz entrecortada- que sus obras son fuertes, naturales y tiernas, que tiene un trasfondo muy fuerte.
Gran parte de la obra del uruguayo se podrá escuchar hoy en una maratón de lecturas que se realiza en la Flacso (La Pradera E7-174 y Diego de Almagro), desde las 13:00 hasta las 19:00.