La literatura convoca gente, prueba de ello, los lanzamientos de libros en Quito. La semana que acaba trajo dos actos a día seguido. Tan distintos estos actos, que cada uno dio cuenta de la diversidad en la propuesta de los autores, la variedad de públicos y de las posibilidades de presentar un texto.
Eso sí, estos actos terminan igual: abrazos a los escritores, autógrafos y, claro, coctel, más de rigor que de honor… Luego, literatos e invitados -casi siempre- se apuntan a acabar la noche entre la charla y alguna bebida.
El miércoles, en el Centro Cultural Benjamín Carrión, Abdón Ubidia presentó su ensayo ‘La aventura amorosa’. Con sala llena, se transpiraba de tanta gente y de tanta solemnidad.
Amigos y lectores de Ubidia, desde algún tzántzico, hasta el estudiante de literatura, escuchaban inmóviles al maestro de ceremonias, que ordenaba el punto uno, el punto dos, el punto tres… Que primero la directora del Centro Cultural, Rosy Revelo, que ahora la escritora Lucrecia Maldonado, que después el escritor Carlos Arcos, que al final el autor… Todas fueron intervenciones afectuosas.
Otra cosa fue la barahúnda de ‘Surcos obtusos’, relatos de Juan Carlos Cucalón, la noche del jueves en la sala Jorge Icaza de la CCE. Ya lo advertía el autor: era una invitación “para divertirnos en grande y saborear una nueva propuesta en presentaciones de literatura sin bostezos”.
Y en realidad la ‘Birdcage’ se abrió para el desparpajo y la risa. Jolgorio ante el performance de León Sierra, ‘No… de pura mala’; complicidad frente a la entrevista que René Jurado le hizo a Cucalón, mientras éste recibía un nuevo ‘look’ de manos de un estilista; silencio solo para escuchar el canto lírico de Walter Casariego. El humor se regó hasta por sobre las pocas butacas vacías…