El artista ha exhibido en las bienales de Sao Paulo, Venecia, Trujillo y Cuenca y otras aquí y en el exterior. Su obra puede calificarse como neo-realismo social. El punto de vista de Luigi Stornaiolo: “Hay que cambiar, innovar, ir a la escuela paisajística. Por ejemplo, hice un Pichincha nuevo”.
¿Cómo fue su infancia?
Empecé a hacer dibujos desde muy niño. Lo que ocurre ahora es que he perdido la mano derecha. Se deterioró mi salud, que ha venido cada vez a peor. Es triste y desesperante la situación.
¿Quiere compartir algún recuerdo de la niñez?
Hay unos libros de cuando yo tenía 4 ó 5 años, y empecé ahí con algún entusiasmo a dibujar.
¿Qué otra actividad hacía?
Era muy activo. Jugaba fútbol. Fui arquero y tapé 4 tiros penales en un intercolegial que hubo. Simultáneamente hacía música y teatro con Francisco Febres Cordero. A los 20 ó 21 años agarré la pintura como opción y tengo esperanzas todavía. Con la pintura se caricaturizó el alma.
¿Qué es el deporte para Ud.?
El fútbol resulta difícil, es pasión tomar partido y es irracional también. Ahora hasta el amor se ha tornado a ver cuál gana entre el hombre y la mujer y después se desvirtúa todo.
¿El arte no representa necesariamente lo bello?
Eso está claro. ¿Qué será no?, expresarse de forma sensible. Una vez alcanzada la decrepitud, dicen que no va a quedar sino solo la vergüenza, a mucha honra porque peor sería no tenerla, ser un sinvergüenza.
¿En qué momento empie-za a admirar a Goya y a Rembrandt?
A los 18 años viajé un par de veces a Europa y recorrí museos. Eso fue muy lindo, enamorarse de los cuadros. Después perdí todo, se me vino la vida encima en el ámbito de lo personal.
¿Cómo ha sido el proceso de dibujar con la izquierda cuando ha sido derecho?
Más es la mecánica motriz en lo que tiene que ver con pintar con la otra mano. Pintar es un paso más y cuando más quiere pintar uno, ya no puede, pero yo tengo esperanza todavía.
¿Qué recuerdos tiene de sus tantas experiencias en exposiciones y bienales en el exterior y en el país?
Fue fabuloso hacer todo ese recorrido por las bienales de Venecia, Sao Paulo y otras ciudades del exterior, pero también de Cuenca. Uno siempre está entusiasmado en participar y había cuestionamientos sobre la renovación del arte en ese momento. Sí, viajé bastante y pude hacer muchas cosas. Confrontar con otros pintores. Aquí ha habido pintores buenísimos.
¿Tiene idea de cuántos cuadros ha pintado?
He pintado bastante, he perdido el registro. A mí se me quemaron como unos 60 cuadros en un incendio. Ahora ya concreté una exposición para el 15 de abril próximo, en Guayaquil.
¿Cuántos cuadros exhibirá en esa muestra?
Treinta, más o menos.
¿En qué cuadros nuevos está pensando para la llevar a la exposición?
Hay que cambiar, innovar, ir a la escuela paisajística. Por ejemplo, hice un Pichincha último, nuevo, pero los mejores cuadros son los que nunca he pintado.
¿Qué le ha dejado la pintura a Luigi Stornaiolo?
Lo bello. Para ser auténticos hemos de desechar cualquier talento que creamos tener, porque este nos estorbaría.
¿Cuál es para usted la importancia de tener libertades, una de ellas para pintar?
No solo libertad, reniego también. He ahí la dualidad de procedimiento: lo que uno más bien renegaba y también la cuestión de sí mismo, quizás.
El artista ha exhibido en las bienales de Sao Paulo, Venecia, Trujillo y Cuenca y otras aquí y en el exterior. Su obra puede calificarse como neo-realismo social. El punto de vista de Luigi Stornaiolo: “Hay que cambiar, innovar, ir a la escuela paisajística. Por ejemplo, hice un Pichincha nuevo”.