Ocho horas antes de la masacre del 4 de junio de 1989 en la plaza Tian’anmen de Pekín, el escritor Liao Yiwu escribió el poema ‘Masacre’, como si de una premonición se tratase. “Nuestros corazones están negros. Negros y llenos de cenizas. Como hornos de crematorio. Aquí arden los sueños de los muertos”, decían sus versos.
Al día siguiente, el poeta grabó el poema en una cinta de audio y se la pasó a algunos amigos. Sus versos circularon en la clandestinidad y Liao Yiwu pagó por ello con cuatro años en la cárcel.
En su nuevo libro, ‘Por una canción y cientos de canciones’, Liao ofrece una estremecedora descripción de su vida en prisión. La publicación de su testimonio solo ha sido posible después que el escritor se exiliara hace un par de semanas a Alemania, donde ayer salió a la venta el libro. Las autoridades chinas le presionaron para que no sacase su obra a la luz y antes de poder salir del país tuvo incluso que prometer que no lo haría.
En ‘Por una canción…’ Liao describe graves maltratos por parte de los vigilantes y la peor brutalidad entre los presos: el horror en estado puro. “El primer manuscrito estuvo retenido en dos ocasiones. Esta es la tercera versión”, contó Liao, que trabajó 10 años en este libro.
“Mi vida tenía tan poco valor como la de una hormiga”, recuerda. Luego de los dos primeros años de prisión fue sometido a ‘reeducación’ a través del trabajo. Para el escritor, documentar su vida entre rejas fue una terapia liberadora, aunque también plagada de dudas. “Escribir es un proceso de desintoxicación muy lento, pero ¿dónde está su verdad?”, se pregunta. ¿Existe la verdad? ¿No ha servido para nada la canción de Liao? ¿Su búsqueda de la verdad no fue nada más que una recopilación de material, que todavía hace temblar su corazón?