‘Rostros de Luna’ rescata parte de la cara perdida del Oriente. En Coca, capital de Orellana, se abrió un espacio para que la historia cultural escondida se revele ante un público diverso.
Los misioneros capuchinos guardaron celosamente alrededor de 200 piezas de una fase, a la que tiempo después se la bautizaría como Napo.
“No solo es una alegría muy grande sino también un gran reto. Una prueba para nuestras capacidades en la recuperación de nuestra memoria”, refirió Anita Rivas, alcaldesa de Orellana. Quien considera que ‘Rostros de Luna’ es una clara revelación de una cultura desconocida.
Las 26 piezas de la gran colección, custodiada en el Museo Cicame de Pompeya, son una mixtura de urnas funerarias, rostros y relatos. Dentro de las vitrinas se miran delicados objetos. Sus diversas formas son la evidencia de que sus creadores se esmeraban en el detalle.
Los omaguas, antiguos habitantes de la selva, no solo plasmaron su arte en la cerámica. También ‘esculpían’ sus cabezas para llevar con orgullo la forma de la luna en sus cuerpos.
Con esa radical transformación, el omagua mostraba su gran respeto por la luna. Sus obras también están plasmadas con el satélite espacial.
Las caras de cerámica se adornan con el cuerpo de Killa (luna), que para los amazónicos era hombre y amante de su hermana Filuku, un gavilán nocturno.
Ambos, al descubrir su romance, deciden huir. Killa hizo una escalera que unía el cielo con la tierra, y subió por ella. Pero su hermana no pudo, y cayó precipitadamente al suelo. Desde entonces, el pequeño gavilán le canta sus penas a la luna llena.
El relato, al igual que las piezas arqueológicas, es una muestra de la existencia de una selva “culta”. Iván Cruz, presidente de la Fundación Alejandro Labaka, define con este calificativo a quienes habitaron la Fase Napo (1188-1480).
¿La exposición pretende generar identidad en el orellanense? Cruz simplemente afirma que Rostros de Luna es una evidencia de que existieron habitantes con una cultura muy brillante. “Tratamos de mostrar una cultura que vale la pena ver, desarrollar, pensar… Estos objetos son susceptibles de ser decodificados”, sostiene.
Esa decodificación será el nuevo significado que le den los visitantes a esta exhibición. Para ello se requiere de una apertura sentimental a estas piezas.
La muestra fue ideada por la Fundación Alejandro Labaka y el Municipio de Orellana. En el proyecto también colaboró la Fundación Repsol.
El conjunto de piezas formarán parte del proyecto que está en construcción del Museo Arqueológico y Centro Cultural de Orellana (Macco).
Sobre la muestra
‘Rostros de Luna’ está abierta de martes a viernes, desde las 10:00 hasta las 18:00. Los sábados y domingos desde las 11:00 hasta las 18:00.
No se permiten cámaras fotográficas porque el flash puede dañar a los delicados objetos.