La conocida frase: “En un lugar de La Mancha cuyo nombre no quiero acordarme”, con que se inicia ‘El Quijote’ sonó ayer con acento mexicano. El poeta José Emilio Pacheco comenzó la tradicional lectura ininterrumpida de la novela en Madrid, la víspera de recoger su Premio Cervantes.
Fue en el Círculo de Bellas Artes, donde a manera de postas, personalidades del mundo de la cultura y de la política y ciudadanos anónimos leerán la obra durante 48 horas, hasta el sábado.
“No existe un solo sentido de un libro, hay tantos sentidos como lectores y lectoras”, manifestó Pacheco tras inaugurar la lectura de la obra de Miguel de Cervantes, que según dijo tiene una “capacidad de metamorfosis que no tiene ningún otro libro”.
El escritor mexicano recibirá de manos del rey Juan Carlos el galardón más prestigioso de las letras hispanas, en una ceremonia en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, en las afueras de Madrid.
Confesó que le “gustaría mucho haber sido Don Quijote” pero añadió que sería mucha arrogancia decir que alguna vez se ha visto identificado en él.
Después de Pacheco, por el atril de lectura pasó gente como la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, ministros como Miguel Ángel Moratinos; Ángeles González-Sinde, y Francisco Caamaño.