En1984 una nube tóxica se expandió sobre Bhopal, India. 3 000 personas murieron al instante, pero fueron más de 25 000 muertos. En junio pasado se dictó condena: dos años de prisión para ocho acusados y una multa exigua.
“Es escandaloso, una llaga en la piel de la humanidad. Una sentencia que tarda 26 años no es justicia, es una parodia”, clama el escritor español Javier Moro, sentado en un sofá del Hotel Sheraton, de Quito, adonde vino para encontrarse con sus lectores. Él es coautor, junto con su tío Dominique Lapierre, de ‘Era medianoche en Bhopal’ (2001).La lectura de la condena coincidió con el inicio de la polémica alrededor de su más reciente novela ‘El sari rojo’. Esta trata sobre Sonia Gandhi, la presidenta del Partido del Congreso de la India, hoy en el poder, cuyo abogado pidió que se retire el libro de los estantes, mientras que en Bombay y Nueva Dheli, la fotografía de Moro era quemada en las calles.
Ello encendió un debate sobre la libertad de expresión en la India, la cual –según el autor– existe, excepto si tocas a la familia Nehru Gandhi (que, por cierto, no mantiene lazo alguno con el pacífico Mahatma Gandhi).Es decir, que en cierta medida, la polémica reavivó el culto por las figuras de poder. Moro recuerda que apenas en 1947 se acabó el sistema de gobierno de los maharajás, un sistema muy similar al del medioevo europeo, donde los amos no eran solo dueños de las tierras, sino de las personas.
Si bien se ha dado un salto gigantesco hacia la modernidad, algunas mentalidades siguen atrasadas, con una estructura social arcaica, de castas. “Los Nehru Gandhi lucharon por la modernidad, pero les costó caro: han matado a Indira, a Rajiv y Sonia vive bajo amenaza permanente. Sin embargo en el caso de Sonia, también hay arcaísmo, pues la tienen endiosada”, dice Moro.
Esas contradicciones de la India, su cultura milenaria, su diversidad de razas y religiones construyen el espacio de cuatro de sus textos. Además de los ya mencionados están ‘Las montañas de Buda’ y ‘Pasión India’.
Moro ha viajado desde muy corta edad (su padre era ejecutivo de una compañía aérea), acaso por ello su universo literario está fuera de su país natal. Además, en España no ha encontrado una historia. “Hasta hoy no me ha inspirado”. Disfruta viajar, pero no como un observador, sino como quien se adentra en la sociedad y la investiga hasta encontrar un buen relato, lo que importa en el libro.
Para afrontar el diálogo entre Occidente y Oriente, Moro señala con honestidad que al escribir una historia, lo haces con todo lo que eres, tu ‘background’, tu educación, “ lo hago desde el punto de vista occidental, que no quiere decir un punto de vista imperial”.
Así ha conseguido contar de manera sencilla un mundo complicado en tradiciones. Para rescatar la esencia se sirve de las herramientas de su formación como antropólogo y relativiza la perspectiva, en una relación de aprendizaje y respeto.
De pronto un estruendo en pleno lobby del hotel le sobresalta: ¡Pum! Moro se chorrea en el sofá, cierra los ojos y dice bromeando, como si narrara un capítulo novelesco: “Llegaron los servicios secretos de la India hasta el corazón de Quito’ por fin lo consiguieron’”. Y suelta una carcajada tras escuchar que en este artículo podrían estar sus últimas palabras.
La parte interesante del escándalo con ‘El sari rojo’ –considera su autor– sería un debate entre los límites de la ficción y la no ficción.
Cuando Moro escribe, toma un hecho y lo dramatiza, le da vida para suscitar las emociones del lector. Si bien todo se basa en una investigación, da un salto con la imaginación, simpatiza con los personajes, halla sus puntos de vista, siente sus temores, tiene sus reacciones y les da una voz, entre inventada y real.
Para ello, lo único que le sirve es el método y la disciplina. Porque como él mismo dice: “Es jodido enfrentarse a la hoja en blanco”.
Tres libros de J. Moro
‘Era medianoche en Bhopal’ . Sobre la catástrofe industrial más grande de la historia.
‘Pasión India’. Novela que cuenta la historia de Anita Delgado, la princesa española de Kaphurtala.
‘El sari rojo’. Sonia Maino llega a la India y se convierte en Sonia Gandhi. Una historia de amor y de poder.