El desentrañar el uso que se le daban a las estructuras precolombinas encontradas en Imbabura es uno de los retos de los arqueólogos y antropólogos.
En esta provincia se realizan dos investigaciones. La primera en el Inkawasi (Casa del Inca, en quichua), situada en Caranqui, al sur de la capital de Imbabura. La segunda en Las Orquideas, en San Antonio.
El Inkawasi es un complejo de piedra labrada, similar a un estanque de 10 por 20 m2. Es por eso que se le denominó inicialmente la ‘Piscina del Inca’, explica la arqueóloga estadounidense Tamara Bray, experta en la cultura de este imperio.
Este complejo fue descubierto en el 2006. Para el investigador otavaleño José Echeverría, este es el hallazgo más importante en la parte norte de lo que fue el imperio Inca.
De acuerdo al cronista español Juan de Betanzos (1551) en Caranqui vivió Atahualpa.
Para Bray, lo más preocupante es que, a pesar de su importancia, las rocas volcánicas de este complejo se deterioran aceleradamente. “Cuando yo llegué por primera vez -en el 2008- las piedras eran claras. Hoy están oscuras”.
Es por ello que se alista un proyecto para construir una cubierta. Según la arqueóloga Cristina Muñoz, funcionaria del Municipio de Ibarra, se prepara un plan en este sentido, para proteger el sitio de las inclemencias del sol y la lluvia y del ataque de los bichos.
El miércoles último, Bray y Echeverría discutían el posible uso que se le dio al Inkawasi. Los dos coinciden en que se trataría de un sitio ceremonial para observar las estrellas en el agua del estanque.
Se descarta que haya sido un balneario, pues no tiene puntos de desfogue, según Echeverría.
Para Luis Guillermo Lumbreras, arqueólogo peruano, se trataría más bien de un símbolo que reproducía la cruz andina.
[[OBJECT]]Entre tanto, en las lomas áridas de San Antonio de Ibarra, los arqueólogos Carlos Montalvo y Óscar Cajas, de Ecuador, y Eric Dyrdahl, de Estados Unidos, intentan desentrañar el uso de este sitio.
Con la ayuda de siete obreros, retiran con mucho cuidado la tierra, ayudados por brochas y cedazos, desde el 22 de octubre del año pasado.
Ahí se han descubierto mullos, placas de metal, conchas spondylus, huesos, entre otras piezas, comenta Montalvo.
Es por ello que los expertos consideran que en Las Orquídeas funcionaba un centro de producción de joyería.
Para Dyrdahl, estudiante de PhD de la Universidad Estatal de Pensilvanya, se trata de uno de los hallazgo más importante de la Sierra Norte de las últimas tres décadas. “Este descubrimiento puede cambiar la tesis de relación de las culturas preincaicas de la Sierra y la Costa”.
Siempre se ha dicho que había una relación de intercambio de productos de estas dos regiones. Sin embargo, a su criterio, con el hallazgo se considera que en Imbabura también se elaboraban las joyas que se creía venían solamente de otros sitios.
En el Inkawasi la investigación se retomó el 8 de enero de este año. Según Tamara Bray, los estudios se extenderán hasta julio. Esta académica de la Wayne State University llegó al país como parte del programa Prometeo, auspiciado por la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).
La meticulosidad de Bray la encaminó a realizar una nueva indagación científica de los vestigios ancestrales y culturales que tiene este lugar.
La idea es realizar un museo de sitio en el que fue el aposento de Atahualpa, el último inca nacido en el actual Ecuador.
Mientras tanto, en Las Orquídeas está previsto que los estudios se realicen hasta el 21 de este mes. Para Montalvo, las investigaciones podrían continuar. Pero todo depende de los recursos económicos que se puedan conseguir.
Uno de los problemas que tienen que enfrentar los arqueólogos en Imbabura es la falta de dinero y la colaboración de los vecinos de los predios. En el Inkawasi el Municipio adquirió, en el 2006, el terreno que mide 10 hectáreas. Mientras que en San Antonio, el sitio arqueológico, de 1 200 m2, pertenece al barrio Las Orquídeas. Es por ello, por ejemplo, que en este lugar la incursión de los expertos, armados de palas y brochas, inquietó a los vecinos.
Manuel Rodríguez, dirigente del sector, comentó que ahí tienen previsto construir canchas deportivas, que le hacen falta a la urbanización.
Mientras que en el Inkawasi, los investigadores, también recomendaron adquirir los predios aledaños. Según Bray esos terrenos guardan muchos secretos. Eso precisamente atrae a los expertos extranjeros.
En Imbabura se realizan dos investigaciones arqueológicas. La primera busca ver la utilidad que tenía el Inkawasi, situado en Caranqui. Y la segunda que funcionaba en los predios del barrio Las Orquídeas, en San Antonio de Ibarra. Los estudios continúan.