Richard Hamilton fue uno de los padres del pop que entendió la importancia de la industria, la comunicación, las imágenes y el consumo y lo hizo desde un punto de vista crítico y lleno de humor, como se refleja en la exposición que abrirá sus puertas el próximo día 13 en la Tate Modern de Londres.
Esta muestra es un adelanto y una versión reducida de la que se podrá ver en Madrid en el mes de junio, donde la retrospectiva del artista británico contará con 100 obras más (260) de las exhibidas en Londres.
Piezas realizadas durante 70 años abarcan una amplia variedad de medios artísticos, como pintura, dibujo, grabado, escultura, fotografía, impresiones informáticas, diseño industrial y réplicas. Obras en las que el artista abordó géneros como la naturaleza muerta, el retrato, la representación figurativa, el paisaje, los interiores, la pintura histórica, la propaganda política, la iconografía religiosa y la apropiación de elementos de la cultura popular y de la historia del arte.
A diferencia de otros, “Hamilton no quiso renunciar a una tradición moderna del espacio doméstico de Picasso o Matisse. Todo lo hace desde un punto de vista crítico, pero no literal sino refinado”, en opinión de Manuel Borja Villel, director del Reina Sofía.