Una de cal y otra de arena es el refrán que calzaría en la quinta edición de la Feria Internacional del Libro 2010. Este evento cultural se realiza entre el 2 y 11 de este mes, en el Palacio de Cristal, en el centro de Guayaquil.La inasistencia de casas editoriales grandes, como Alfaguara y Planeta, y de reconocidos escritores, así como los pocos descuentos son las debilidades en este año. Como fortalezas se puede señalar que es la principal feria del país en los últimos cinco años, se trata de un espacio en el que, de todas formas, se concentra buena cantidad de publicaciones que se ponen al alcance del público.
En este año, la falta del Ministerio de Cultura se siente. En el 2009, esta Cartera tuvo su primera participación. Levantó uno de los módulos más grandes de la feria, obsequió libros al público, entregó USD 50 000 para la organización y asumió los gastos que representó la llegada al país de escritores extranjeros.
Tryno Maldonado, Iván Thays, Samanta Schweblin, Álvaro Bisama) y César Aira fueron algunos. Ellos dieron talleres literarios a jóvenes escritores.
También se siente la ausencia de librerías como Mr. Books, que durante tres años fue declarada como el mejor estand de la feria. El año pasado trajo una decena de títulos nuevos y dio la posibilidad de comprar con descuentos.
Este año entre los estands más grandes están los de Océano y Norma. Se destaca la presencia de las editoriales LNS, Vida Nueva y de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), matriz Quito.
Jaime Martínez, funcionario de la CCE, cuenta que para la feria se decidió vender los libros con el 30% de descuento. Son cerca de 180 títulos que se trajeron. Entre ellos están las últimas publicaciones de las colecciones Tierra adentro y Premios.
El escritor guayaquileño Luis carlos Mussó destaca la existencia de la feria como una alternativa para acercar al público con los libros. Pero, obviamente, hay pausas y fallas que se deben ir solucionando en el camino.
Mussó se refirió a la ausencia del Ministerio de Cultura que tuvo un importante aporte económico y espacio físico en el año anterior. Y también de las editoriales “que, parece, que hasta ahora no han entendido bien que las ferias lo son precisamente por las rebajas en los precios”.
Como conclusión, señaló que es una responsabilidad de todos mejorar la calidad, ya que es el único espacio existente.
En declaraciones a este Diario, JaimeRull, presidente de la Feria, señaló que es un desacierto de las grandes editoriales no llegar a la feria, “ya que solo piensan en obtener ganancias”. Pero no hizo referencia a problemas relacionados con la organización. Este año, 35 empresas dieron su patrocinio para este evento cultural.
Julián Vera es profesor de Castellano y Literatura y un asiduo visitante de la feria en los últimos cinco años. Él cuenta que en este 2010 ha sido difícil hallar publicaciones nuevas y sobre todo que sean accesibles al bolsillo. Además se refiere a la ausencia de talleres literarios, al contrario de lo que ocurrió el año pasado.
Édgar Páez, director ejecutivo de la Biblioteca Ayacucho, de Venezuela, cuenta que para la feria trajeron una antología de las publicaciones del ecuatoriano Alfonso Rumazo González, hecha por su hija Lupe. También escritos inéditos de Francisco de Miranda, hecho por José Antepara.