Si bien la obra ‘Historia General de la República del Ecuador’, de Federico González Suárez, constituye uno de los tratados históricos más importantes de finales del siglo XIX e inicios del XX, la misma ha sido el centro de la polémica sobre la visión del mundo ecuatoriano que tuvo el obispo, antropólogo, teólogo, literato e investigador quiteño.
Al realizar un estudio como este, ¿cuál era su propuesta histórica? ¿Pertenecía realmente al “espiritualismo ortodoxo” o, más bien, al “romanticismo nacionalista”?
Para dilucidar esas preguntas, la editorial JG ha sacado una nueva edición de la ‘Historia…’ de González Suárez. En total, ocho tomos, “fieles al original” según indica el editorialista Javier Gálvez (quien estuvo a cargo de esta nueva impresión), exponen la visión del clérigo.
Esta colección comprende, además, el atlas arqueológico de González Suárez. Cada volumen está dividido por las mismas secciones temáticas esbozadas por el intelectual de los siglos XIX y XX.
A través de sus más de 1 000 páginas, González Suárez aborda temas como el de la conquista y dominación del Reino de Quito, la influencia de los incas sobre las naciones indígenas, el sistema de gobierno y las instituciones políticas del incario, la fundación de Quito, el establecimiento de la Real Audiencia, etc.
Para Gálvez, la necesidad de que una obra como esta salga a la luz es imperiosa en el momento de desarrollo intelectual que se encuentra el país. “Al igual que los españoles hacen con Cervantes y su Quijote, y como los italianos con ‘La Divina Comedia’, los ecuatorianos necesitan volver a las páginas que forjaron parte de la historia de su propio país”, dice el académico cuyo trabajo en los últimos años ha estado dirigido a esbozar la historia de la Filosofía.
Para el ítalo-ecuatoriano, González Suárez, aún con la polémica sobre el nombre de la obra (el obispo no trata en la misma sobre la época republicana), es indudablemente uno de los precursores de la investigación histórica nacional. Ello lo afirma al revisar parte de la consolidación de la Sociedad de Estudios Históricos Americanos, precursora de la actual Academia Nacional de Historia del Ecuador, cuya fundación estuvo a cargo de González Suárez, también su primer presidente.
Los estudios sobre los aborígenes
En más de una ocasión se puede mirar que en su ‘Historia…’ González Suárez fue un crítico a las ideas imperantes sobre los aborígenes ecuatorianos. Cual antropólogo, sus investigaciones en torno a este caso lo llevarían no solo a hablar cronológicamente sobre los procesos. Su atención estuvo centrada en tratar sobre cómo esos primeros pobladores establecían sus relaciones sociales, sus divisiones de tierras y cómo erigían sus ideas en torno a lo político.
Para el investigador Esteban Zapata, el trabajo de González Suárez en torno al ser aborigen tiene una raíz tanto en la antropología filosófica como en la teología de Santo Tomás de Aquino. “Pensar en que el ser humano está compuesto de varias esferas (la política, la social, la espiritual) es un aporte que el investigador hace en el campo de la Historia, al momento de abordar los estudios sobre el desenvolvimiento del ser humano en esta región.
Para él son lejanas la simple cronología de hechos y por eso se tomó la tarea de adjuntar un suplemento (volumen ocho) al que ha llamado ‘Atlas Arqueológico’, señala el experto en Antropología.
¿Celo histórico o ego de escritor?
“La obra de González Suárez es muy confiable para lo que en la época se escribía”. Así señala Juan Cordero, de la Academia Nacional de Historia, al aporte que hizo el obispo con sus ocho tomos.
Pero dentro de las líneas de la Iglesia de la época, la manera en la que el clérigo escribía constituía un “cierto carácter de megalomanía”, como opina el P. Juan Emilio López: “La producción del clero secular de la época era muy escasa y, por ende, un investigador como él animaba al resto de sacerdotes a criticar a su trabajo”.
Alfonso Garrido, profesor de Historia de las ideas, cree que González Suárez no quería quedarse en el academicismo histórico y, más bien, exponer un trabajo más cercano a la gente de la época. “De qué servía que él hable con un lenguaje extremadamente difícil cuando en las primeras líneas de su
‘Historia…’ apunta: “escribir la historia de un pueblo es narrar su origen, sus adelantos, sus vicisitudes y los caminos por donde ha llegado…”, dice Garrido.
Así, su celo como escritor sí lo puso en el podio de los mejores escritores del siglo XIX y XX.
La visión de la Iglesia
En las páginas de su ‘Historia General de la República del Ecuador’, González Suárez toma una posición casi neutral en relación con la Iglesia. De hecho, en el tomo IV el clérigo expone varios puntos sobre cómo se desarrollaron las distintas misiones de las órdenes de mayor prestigio en la Audiencia de Quito: mercedarios, agustinos, dominicos y jesuitas.
Para Carlos Paladines, autor del libro ‘Sentido y trayectoria del Pensamiento Ecuatoriano’, la posición del obispo quiteño frente a la Iglesia fue menos condescendiente de lo que se esperaba de un autor que integró las altas esferas del cuerpo clerical de la época.
“Él logra ser un científico en el campo de la Historia. Con ello intentaba unir algo que la Iglesia rechazaba: el conocimiento científico”. Aún frente a la imparcialidad que intentaba tener el historiador, la influencia religiosa tuvo sus alcances en su obra. Para el historiador Juan Cordero, González Suárez no se alejó de los preceptos y perspectivas de ‘La Ciudad de Dios’ (de San Agustín) al momento de escribir.
Tras los pasos de Eugenio Espejo
Sin lugar a dudas, Eugenio Espejo tuvo una presencia fuerte en los estudios de González Suárez. En el tomo séptimo de su ‘Historia…’, el académico despliega tanto las ideas del independentista hasta las circunstancias de su muerte.
“Más que un personaje más de la historia, Espejo, con su acervo ilustrado, se constituyó en la imagen del proyecto más ambicioso de González Suárez: la Sociedad de Estudios Históricos Americanos”, dice el profesor Tomás Reinoso.
El espíritu ilustrado de Espejo fue el que llevó al clérigo a ahondar en la producción del prohombre quiteño. De sus investigaciones sobre Espejo, González
logró hacer uno de los primeros tratados con y sobre sus obras completas.
En el libro ‘La Obra de Espejo’, González Suárez extiende parte de sus investigaciones -que nacieron en su ‘Historia…’- acerca del ilustrado. En este pone énfasis en la idea emancipadora que el personaje desarrolló en la época colonial.
El uso de las palabras
El nacimiento de la ‘Historia de la República del Ecuador’ supuso una nueva toma de conciencia sobre la manera en que el experto debía asumir el reto histórico. Aunque varios expertos creen que su apuesta era exponer una historia semejante a lo que San Agustín propone en ‘La Ciudad de Dios’, en los ocho tomos de la colección esto puede ser algo muy discutido.
Por ejemplo el historiador Fernando Estévez cree que la obra de González Suárez contiene eufemismos que llevan al lector a una cierta empatía con las ideas religiosas. “El usar palabras como ‘moralidad’ ya supone que hay una idea, en este caso religiosa, que se intenta imponer”. En cambio, la profesora
Leonor Pérez cree que aquello es cuestionable.
“Términos como ‘moralidad’ o ‘religión’ en un tratado como los realizados en la época no suponen necesariamente algo religioso.
Incluso esas palabras eran utilizadas como metalenguaje que sería comprendido por sus seguidores”, enfatiza la lingüista.
Punto de vista
Carlos Paladines Filósofo
González Suárez, un intelectual en medio de dos corrientes
Me parece que González Suárez está en la línea de división entre dos momentos: el peso garciano y el movimiento liberal. Entonces su papel en el momento histórico a finales del siglo XIX y principios del XX fue el de ser bisagra entre el catolicismo y el liberalismo de la época. Como obispo ninguna de las dos alternativas las vio como potables y eso se ve reflejado en sus escritos, en los que toma lo positivo de uno y otro lado y los pone en diálogo para los grupos intelectuales de la República.Para él no hay cabida al enfrentamiento.
Javier Gálvez Editorialista
Existe la necesidad de revisar a profundidad la obra del clérigo
La obra de González Suárez es única y preciosa para el momento histórico que se vivía entre los siglos XIX y XX en el país. En más de 1 000 páginas, él expone una historia del Ecuador alejada de los prejuicios religiosos y, también, distante de los planteamientos liberales de los revolucionarios. Este nivel de coherencia histórica y académica le brindan a él el debido reconocimiento como investigador, algo que en la actualidad se ha olvidado. No estudiar a profundidad su obra es olvidar una parte fundamental de la vida del país.
Juan Cordero Historiador
González Suárez hizo su trabajo con una base agustiniana
González Suárez fue tanto historiador como clérigo. Nunca se entregó con vehemencia a uno y a otro aspecto y es por ello que su revisión e investigaciones históricas estaban atravesadas indiscutiblemente por esos dos aspectos. Al leer las páginas de la ‘Historia de la República del Ecuador’, lo que se percibe en el autor es una destacable influencia agustiniana. ‘La Ciudad de Dios’, esa idea de que todo proceso humano lleva al hombre a un encuentro con la divinidad, es el tamiz por el cual atravesó gran parte de las letras de González.
Daniel López , Sociedad Estudios Históricos
No existe un dualismo entre el historiador y el obispo
Obispo e historiador. Lo que de principio parecería un trabajo extremamente clerical, en realidad es algo muy distinto al momento de leerlo. La ‘Historia de la República del Ecuador’ es un trabajo netamente histórico, cuyo aporte valioso es dar a conocer cómo fueron los distintos procesos de consolidación del país.
Más que criticar un supuesto ‘dualismo’ en él, el centro de la discusión es el nombre de la obra. Hablar de República implicaba que ella también iba a ser tratada. A la final el autor hace caso omiso a ella y eso es lo cuestionable.