Hartmut Landauer (Alemania, 1966) muestra, desde hoy, sus ‘memoryscapes’, una serie de pinturas y objetos, en Ileana Viteri Galería de Arte.
Él explora expresiones al ritmo de su intuición y en la escala de su curiosidad: pintura, arte objeto y collage. Cuenta que posee un archivo de papeles, portadas de discos, páginas de libros, carpetas y cartones; los conserva organizados según sus colores, así ha armado su paleta. Cuando el impulso creativo lo envuelve y él se abre a esa libertad, la fluidez del trabajo artístico se desarrolla en una imperfección controlada.
Las composiciones de Hartmut nacen de la fragmentación del material, de desgarrar el papel, de cortar las láminas; pero también de dialogar con él, de develarle su forma oculta, de acompañarlo en una transición que termina por transformarlo.
Los ‘memoryscapes’ de Landauer comprenden la representación de los paisajes de la mente, esos territorios del recuerdo y la intimidad. Entonces lo abstracto halla su espacio, si antes la propuesta de Landauer apuntaba hacia lo figurativo, lo abstracto es su nueva dirección. El artista no niega algún referente concreto para las imágenes que luego compone, algo que confirma eso del artista como un ‘visionador’ del mundo… por allí descubre el color o le roba espacio al aire.
Hay piezas que se muestran como pequeñas arquitecturas, parecen nacidas con la pulcritud del dibujo técnico y cumplidas con la misma minuciosidad, por eso resulta increíble la ausencia de bocetos previos o la limpieza en la obra acabada. Además está la correspondencia que cada pieza adquiere con la que está al lado o con su ubicación en el espacio de exhibición: flotando, invadiendo el aire vacío o el muro blanco, planteando profundidades.
Para ello, Landauer prescinde del cuadrado que enmarca la obra. Las piezas también se convierten desde su bidimensionalidad y se prestan al juego de formas, de dobleces, de espirales, como si en cada uno de esos gestos el papel no solo se encerrase a sí mismo, sino encerrase una reflexión sobre el tiempo y el espacio.
Si hay obras que se hacen de una superposición de capas, esas obras también dejan un espacio para el vacío, aperturas para evidenciar la profundidad, como puertas hacia otras dimensiones: la dimensión de la memoria.