Por primera vez en medio siglo de Revolución, una obra de teatro escrita por un estadounidense hijo de cubanos y dirigida por un cubano-estadounidense, ‘ El canto del pozo ciego’, llega a las tablas en Cuba. “Nos llevó mucho trabajo”, dijo el director Jorge Luis Cacheiro, que salió de la isla a los cuatro años -a inicios de la Revolución de Fidel Castro-, y quien durante una década hizo gestiones con Gerardo Fulleda, director de la compañía cubana Rita Montaner, para llevar una obra escrita en Estados Unidos a Cuba. El proceso de destrabe incluyó presentaciones de obras cubanas en Estados Unidos, no sin pasar antes problemas legales. O en la isla guiones de cubanos de la isla montado por un emigrado, como Alberto Sarrain. Pero ‘El canto del pozo ciego’ logra abrir los cerrojos de los teatros de la isla a Estados Unidos. Un suceso cultural y político que atrae este mes a un nutrido público, incluida gente de teatro, cine y televisión, a la sala El Sótano. La obra aborda el arraigo y el desarraigo, la emigración, los valores y la necesidad de llegar a lo profundo de los sentimientos para conocer a las personas. Cuenta la historia de un niño que vive con su familia en un lugar remoto y su único amigo (secreto) en el fondo de un pozo, quien -tras cambiar ambos de posición- huye a la ciudad, aunque regresa.
Sin relaciones diplomáticas desde 1961, EE.UU., donde viven 1,5 millones de cubanos y sus descendientes, y Cuba mantuvieron pocos intercambios culturales, pero durante el gobierno de George W. Bush estuvieron casi paralizados.