La conversación primó durante los tres días del encuentro ‘Quito Ciudad de Letras’, en el que participaron escritores de Colombia, Argentina, México, Chile y Ecuador. Fueron jornadas largas, que comenzaban a las 12:30 y terminaban cerca de las 21:00, con auditorio lleno; acentos de varios países de la región se dejaban escuchar también entre el público.
El viernes en la noche, luego del conversatorio con Guillermo Samperio, terminó la cita. Ese día también hubo espacio para homenajear a Abdón Ubidia, ganador del premio Eugenio Espejo 2012. Y en los días anteriores, las experiencias contadas de primera mano por Eduardo Carrasco, Lucía Donadío, Miguel Antonio Chávez o Rafael Lugo fueron los disparadores de reflexiones en torno a la Literatura, que se escribe y que se lee.
Claudia Piñeiro, escritora y dramaturga argentina, fue una de las invitadas que más expectativas generó. Ella compartió con nosotros su experiencia en esta cita. Antes de hablar de Literatura, en el ‘lobby’ del hotel Akros, explica lo complicado que ha sido comunicarse por teléfono con sus hijos. Entonces surge naturalmente la primera pregunta.
¿Cómo es la Claudia Piñeiro madre?
Yo a veces pienso, cuando vos estás en un lugar como escritor, hablando de cosas de literatura y qué se yo… pienso si la gente se imaginará que detrás de todo eso hay una cotidianidad tan básica como la de atender tu casa, atender a tus hijos, esas cosas…
¿Qué opina sobre el ‘Quito Ciudad de Letras’?
Me sorprendió mucho la gran cantidad de gente que participó. A los que fueron se los veía interesados. Personas que se nota que leen y que querían escuchar lo que teníamos para contar. Me pareció que estaba muy cálidamente organizado. Nos hicieron sentir muy bien a los escritores.
¿Cómo siente el ambiente literario aquí en Quito?
Conocí a los que estaban allí en el grupo y la mayoría no era ecuatoriano. Solo eran de aquí la gente de la editorial y los dos escritores que luego me presentaron, Rafael Lugo y Óscar Vela, de quienes leí algo en Internet y me interesaron mucho. Ahora me llevo ‘Desnuda oscuridad’, de Óscar Vela, para leer. Cuesta bastante que llegue literatura ecuatoriana a la Argentina, sus libros no se nos ofrecen como otros. Estos eventos también sirven para conocer otros escritores, llevarte material y empezar a rastrearlos…
¿Algún otro autor ecuatoriano que conozca?
En realidad no muchos, conocí a Gabriela Alemán, que estuvo en Argentina pero, en general, es difícil. Por ejemplo, los libros de Uruguay es complicado que lleguen a Argentina, y también hablamos de que pasa lo mismo entre ecuatorianos y venezolanos… Ojalá que las editoriales independientes encuentren un canal de distribución distinto, porque a veces sucede que la distribución no ocurre de manera transversal, es complicado eso…
¿Cómo empata su trabajo literario con su ocupación periodística?
Escribo para periódicos que me piden notas, pero siempre para aprovechar mi posición de escritora, siempre me proponen temas que estén tratados con una mirada diferente a la periodística. Tampoco son textos literarios.
¿Cómo ve la literatura a nivel de Latinoamérica?
En cualquier país al que voy, veo que hay mucha producción. Las editoriales independientes en todos los países están generando mucho movimiento .