El escenario del Teatro Bolívar tenía el ambiente de un elegante salón. La imagen de un cuadro de un hombre cabalgando ocupaba la parte central. Uno a uno, los 25 bailarines del Ballet de Kiev subían para mostrar en escena sus pulidas coreografías.Abrieron el espectáculo con la presentación de un fragmento de la obra ‘Don Quijote’, que fue una de las favoritas de Karina Dávila, una de las espectadoras. “Me gustó lo de ‘Don Quijote’ porque eran como más escenas, y tenía más personajes. Pero igual fue chévere ver por parejas en ‘Scherezada’, ‘La Bella Durmiente’ y todo lo demás”, dijo la joven al final de la presentación del lunes.
“Lo que más me gustó fueron las técnicas que tienen. Me parecen impresionantes. A veces se portaron un poco cargosos de salir a hacer solos a cada rato, pero estuvo chévere”, concluyó la joven.
El espectáculo del Ballet de Kiev se presentó en dos partes. La primera, que duró aproximadamente una media hora, mostró a toreros, gitanos y otros personajes del clásico ‘Don Quijote’.
Tras un intermedio, una serie de otros clásicos del ballet llegó al escenario. Las parejas de bailarines presentaron fragmentos de ‘El lago de los cisnes’, ‘El corsario’, ‘El Cascanueces’, ‘Scherezada’, ‘La Bella Durmiente’ y ‘Romeo y Julieta’, con el aplauso del público.
Personas como Cecilia de Mejía aplaudieron de pie la presentación del Ballet de Kiev. Ella disfrutó sobre todo la escena de La muerte del cisne, aunque en general, el espectáculo le pareció “bonito, interesante y variado”.
Otro de los elementos que llamó la atención al público fue el vestuario. Los delicados y brillantes tutú blancos de las bailarinas, y los trajes de estilo oriental usados en ‘Scherezada’ y ‘El corsario’ fueron apreciados por la gente.
Eduardo Cisneros también salió contento del teatro al final de la presentación. “Fue espectacular ver así las obras. Lo que no me gustó mucho es que había muy poca gente para un espectáculo de esta categoría”, dijo, puesto que no se ocuparon más de ochenta butacas en la noche de estreno.
Pero quienes asistieron escucharon la música y disfrutaron del baile de principio a fin.
Es el caso de José Miguel Dávila, una de las últimas personas del público en abandonar el teatro. “Me gustó un montón. Me parece admirable ver el desarrollo del cuerpo que ellos tienen y la percepción que tienen del movimiento y la perfección a la que llevan la danza clásica”.