“Pero cuando se me mete algo en la cabeza, yo lo saco adelante como sea”. Alguien podría llamarlo testarudez, pero en realidad es una mezcla de persistencia, voluntad y un enorme amor por lo que se hace. Para la escritora, presidenta y fundadora de Girándula, filial del IBBY (Organización Internacional para el Libro Juvenil, por sus siglas en inglés) en Ecuador, esta frase es todo menos un lugar común. Lo demuestra el haber materializado, durante seis años consecutivos, una idea quijotesca: la organización del Maratón del Cuento, Quito una Ciudad que Lee.
El primer maratón se llevó a cabo en el 2006, en el Centro Cultural Itchimbía, lugar que ha sido, desde entonces, escenario de este encuentro. “Ese día llovía a cántaros y yo pensé: no va a ir nadie”, rememora Bravo. Las voces que querían convencerla de que todo aquello era una mala idea se apoderaron de ella esa mañana. Así que, con las mantas hasta los ojos, se quedó quieta, temiendo lo peor. Pero no ocurrió lo peor, sino exactamente lo contrario: recibió una llamada que le comunicaba que la gente “ya estaba golpeando las puertas”, en el Centro Cultural Itchimbía. Ese primer año, 8 000 personas respondieron a la convocatoria. “Una entrevista en Radio Visión y una nota en Familia fueron el detonante. Eso y el boca a boca”, refiere Bravo.
La estructura de aquella primera feria fue la misma que se ha mantenido durante todos estos años: una feria del libro infantil, exposiciones de los periódicos murales elaborados en los colegios y de ilustraciones infantiles, lectura de cuentos y la creación de oportunidades y de espacios de encuentro entre los autores y sus pequeños lectores. “Era un año en que la literatura infantil había crecido mucho y empezaban a surgir muchos autores en el país”, señala.
Para el segundo maratón se organizó un congreso en el que participaron 400 asistentes, muchos de ellos maestros y 30 expositores de América Latina. El tema de la cita fue la lectura.
La concurrencia creció, año tras año, hasta que en el 2010, al Itchimbía llegaron 50 000 personas. Muchos –refiere Bravo- eran rostros conocidos, niños que fueron el primer año y que, desde entonces, no fallaron. Aquello demostró que la organización de una actividad relacionada con la literatura infantil era una necesidad en esta ciudad que, contra todo pronóstico, resultó estar interesada en leer, hablar de libros, contar y escuchar cuentos…
Pese a contar con apoyo público y varios auspicios privados, financiar el maratón es una misión cada vez más difícil. “Este año, el Ministerio de Cultura, debido a recortes presupuestarios, solo dio la mitad de dinero que en años anteriores; es decir USD 20 000 . Pedimos 20 000 al Ministerio de Educación, pero nos dieron 10 000. Contamos con apoyo de la empresa privada, pero, tenemos un déficit de más de USD 10 000. La organización cuesta más de USD 90 000 ”, dice la escritora.
Aun así, el maratón sigue adelante. Este año, uno de los actos más importantes es el Encuentro Internacional de Escritores de Literatura Infantil y Juvenil en Escena, desde mañana, martes 17, al jueves 19, en Ciespal. “Están invitados 21 escritores internacionales: dos de España, una de Italia (que, además es Premio Andersen); una polaca, tres argentinas, una brasileña, dos venezolanos, dos mexicanos, dos peruanos y dos colombianos”, detalla Bravo.
Por Ecuador, participarán Soledad Córdova, Francisco Delgado, Édgar Allan García, Ana Carlota González, Edna Iturralde, Juana Neira y Liset Lantigua.
“Los autores compartirán con el público cuáles son los motivos de la literatura y los ejes de su creación literaria. El viernes tendremos un encuentro de los jóvenes con la literatura: 1 000 jóvenes se reunirán con escritores y podrán dialogar con ellos”. Este acto también será en el Itchimbía.
Por su parte, las cifras hablan de una generación que empieza a leer: “en el país se leen anualmente 500 000 libros de literatura infantil. Eso quiere decir que hay, al menos un millón de lectores, porque los niños leen, generalmente con un adulto”.
Además del maratón de Quito, hay encuentros en Cuenca, Azuay y Guayaquil, también organizados por Girándula. Un esfuerzo enorme, guiado por un único empeño: “conquistar cada vez más niños para la lectura y entregar lectores entusiasmados”.