Los aplausos retumbaban en el interior de la sala El Túnel de la Casa de la Cultura de Azuay en la presentación de la obra ‘Del otro lado de la camisa’, del colectivo Arapos. La propuesta escénica presentada el miércoles y jueves pasados gustó a los asistentes.
Pero la pregunta de los integrantes de este colectivo era saber cuánto dinero recaudaron en la taquilla. Según uno de ellos, Ismael Tacuri, en los seis años que lleva el grupo no han tendido ganancias de taquilla superiores a los USD 150 por presentación y a veces hasta menos. “Nosotros autofinanciamos las presentaciones”.
La obra ‘Del otro lado de la camisa’ se montó durante cuatro meses y durante ese tiempo trabajaron de forma gratuita. También consiguieron el vestuario y la escenografía en sus casas o fue un regalo de sus amigos.
Tacuri asegura que no existe apoyo para los grupos de teatro en la capital azuaya y se queja por la dificultad de acceder a espacios o auditorios porque los costos son altos. Por ejemplo, explica que para presentarse en el Teatro Sucre deben firmar una garantía.
Con este criterio coincide Patricio Viteri, del Colectivo Mano 3. Según él, para presentar una función en un auditorio los trámites son engorrosos y por ello prefieren usar espacios alternativos como el teatro de San Roque. “Nosotros ocupamos el lugar y a cambio generamos una difusión y aprendizaje cultural permanente para los moradores”.
El grupo Apocalipsis también prefiere utilizar espacios alternativos como el Centro Cultural El Prohibido. Su integrante, Andrés Delgado, dice que la falta de recursos les obliga a presentar sus obras en centros donde llegan a acuerdos para distribuirse los costos de las entradas.
Para Delgado, vivir del teatro, en Cuenca, aún es difícil. Por ello, dedican sus tiempos a otras tareas como la docencia, los talleres, el comercio, entre otras, “porque no hay políticas donde se pueda difundir las propuestas artísticas”.
Él plantea la necesidad de tener ciclos de teatro permanentes y espacios que siempre estén abiertos para los ensayos.
El director de la escuela de teatro de la Universidad del Azuay, integrante del grupo Hijos del Sur y productor de Teatro de la Vuelta, Jaime Garrido, considera que para los grupos de teatro es insostenible la falta de apoyo. Por ello elaboran un documento para entregar a las autoridades locales.
Según Garrido, 16 grupos y colectivos de teatro existen en Cuenca. Ellos subsisten porque financian sus presentaciones y en algunos casos han accedido a fondos concursables. En la propuesta pedirán una política cultural a corto y largo plazo para que se efectúen eventos esporádicos.
Garrido asegura que el Municipio de Cuenca no tiene fondos, lo que genera retrasos en los pagos. Pone como ejemplo el concurso del Fondo Municipal de Fomento a la Investigación y las Artes (Fomart) que busca promocionar e incentivar al creador local para la producción artística en las áreas de promoción e investigación. El año pasado se hizo la convocatoria y los USD 5 000 para los grupos ganadores aún no han sido cancelados en su totalidad.
Otra propuesta que se incluirá en el documento versa sobre la exoneración de impuestos y de permisos para las presentaciones escénicas. También plantearán el uso de plazas y parques, algo que -cuenta Garrido- está prohibido.
El director encargado de la Dirección de Cultura del Municipio, Pablo Palacios, dice que este año se creó un fondo específico para apoyar a los grupos de teatro, pero no precisó el monto. Dijo que los fondos sirven para fortalecer la calidad y motivar a los grupos a producir. Según Palacios, lo importante es generar un diálogo con los colectivos locales para generar un proceso de trabajo y mostrar sus propuestas en otros lugares del país.
En cambio, el presidente de la Casa de la Cultura de Cuenca, Tito Astudillo Astudillo, asegura que uno de los aportes principales para estos grupos son las tres salas de la entidad (Alfonso Carrasco, Teatro Casa de la Cultura y Túnel), espacios gratuitos.