Un grupo de 12 alumnos retira las bancas hacia la parte de atrás de su aula. Su objetivo es ensayar un texto para la clase de actuación de la carrera de Teatro de la Universidad del Azuay (UDA).
Daniela Andrade y Carolina Losada leen el libreto con asombro, mientras se hacen preguntas. Ellas tratan de interiorizar el papel de dos amigas que buscan seguir un viaje por carretera. La clase de actuación es parte del pénsum de la escuela de Teatro de la UDA, la cual funciona desde hace cinco años. Según su fundador, Diego Carrasco, también director de la Bienal de Cuenca, la carrera surgió de una conversación con el ex rector de esa Universidad, Mario Jaramillo.
Carrasco se remonta a la década de los 80 cuando el teatro resurgía en Cuenca con actores como Francisco Aguirre, Pedro Andrade, Felipe Vega de la Cuadra, Juana Guarderas, entre otros, quienes incursionaron en este oficio por afición y vocación.
En 1993, Carrasco regresó de Cuba tras estudiar teatro durante seis años. Entonces, con Jaramillo, realizaron un primer planteamiento para que esa universidad forme teatristas. El proyecto se concretó en el 2007. Para Carrasco, el objetivo de que exista una formación académica en este campo es tener la suficiente preparación técnica, con fundamentos teóricos y prácticos que ayuden al crecimiento del teatro.
Con ese criterio coincide el director de la escuela, Jaime Garrido, quien dice que el aporte de la carrera al arte escénico está en formar teatristas con oportunidades de crecimiento profesional y acceso a un mejor trabajo, en la rama de la docencia y, sobre todo, en la gestión cultural.
Tras una hora , la clase de actuación sigue con los 12 alumnos en acción. Carolina Losada optó por ingresar a la universidad, en lugar de aprender teatro en una academia particular, por el título de Licenciada en Arte Teatral. “Es un respaldo y es necesario para especializarse en el futuro”.
Así también piensa Daniel Iñamagua, pero le apena que aún existan prejuicios. “Dicen que es una carrera de vagos”. Sin embargo, está convencido que el mundo actual exige una preparación continua y por eso le apostó a la enseñanza formal.
El actor español Gonzalo Gonzalo es el profesor de actuación en la UDA. Para él, el teatro no se puede realizar sin preparación en una escuela porque se trata de un arte que requiere de técnica, disciplina y destreza.
“No es una carrera como administración, donde lo que importa es solo el intelecto, es una profesión que se trabaja con la creatividad y el cuerpo”. Él es crítico con el sistema burocrático al expresar que con la nueva Ley de Educación se exige que las clases sean virtuales, cuando en el teatro lo fundamental es el contacto.
En el 2007, en la Universidad de Cuenca se abrió la carrera de Artes Escénicas: Teatro y Danza, la cual otorga el título de licenciado. Según su director, Paúl San Martín, se trata de un aporte al crecimiento del arte.
Allí, Gabriela Reinoso y Andrés Delgado preparan su tesis de grado. En un salón amplio ensayan la obra ‘Transfobia’, que aborda conflictos sobre la sexualidad.
Según Delgado, para ser artista hay que formarse y no recibir solo talleres. “No hay que contentarse con lo que se aprende en las aulas sino también investigar”. A ambos, la formación universitaria les ayudó para aprender técnicas como la actuación naturalista, la cual comprende la honestidad.
Otros detalles
La carrera de Teatro en las universidades de Cuenca y del Azuay dura cuatro años. En la primera hay 100 alumnos matriculados y en la segunda existen 20.
Hay estudiantes de El Oro, Loja y otras provincias.
Para los alumnos de la UDA es necesario mejorar los espacios de trabajo porque no cuentan con un lugar adecuado para sus clases de actuación.