Cristina Trujillo (der.) en una capacitación en el auditorio del Colegio de Contadores de Pichincha. Foto: Jenny Navarro / El Comercio
Tener un contador se ha vuelto casi igual que tener un médico de cabecera. Ahora es casi un requisito indispensable para todos los profesionales.
Las exigencias del Servicio de Rentas Internas (SRI) ha obligado a que esta profesión, que en algún momento pasó desapercibida, cobre una nueva relevancia. No solo para las empresas que requieren ordenar sus finanzas, sino también para todas las personas que deben rendir cuentas de sus ingresos al fisco.
La formación de los contadores tuvo que adaptarse no solo a la nueva forma de control tributario, sino también a la tecnología que se vuelve una aliada de sus cuentas. Por ello, la capacitación y actualización es una exigencia constante de estos profesionales.
Cristina Trujillo, presidenta del Colegio de Contadores Públicos de Pichincha (CCPP), dijo que esa institución es uno de los centros de entrenamiento no formal más grande del país. Ahí se dictan cursos sobre Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), normativa tributaria, laboral, entre otros temas relacionados al ejercicio contable.
A su criterio, los contadores deben ser profesionales con una formación integral, ya que sus servicios son requeridos en instituciones del Estado, empresas privadas y en industrias vinculadas al comercio y a la exportación. Actualmente, el CPPP cuenta con más de 6 000 socios activos, que pueden acceder a los beneficios de la agremiación, como los cursos.
Uno de sus socios desde hace cuatro años es Óscar Quinsasamín. Él labora en una empresa dedicada a la importación de repuestos para camiones. Actualmente, sigue un curso que aborda todo sobre el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Antes de ingresar a su jornada de clases, Quinsasamín refirió que estas capacitaciones sirven para estar actualizado con las reformas tributarias del país. “Hay que estar preparándose permanentemente. Eso es lo que exige el mercado laboral”.
Por lo general, los profesionales contables trabajan en el ámbito fiscal, tributaciones de acuerdo con las normas del Servicio de Rentas Internas (SRI), balances y cierres de año en las instituciones o empresas.
A criterio de Trujillo, los contadores son una suerte de aliados estratégicos del SRI. Su argumento es que colaboran directamente en la transparencia de los estados financieros. Además, la autoridad de control tributario tiene convenios de capacitación con el CCPP y con otros gremios provinciales de Guayas y Azuay.
Otra de las contadoras que actualiza sus conocimientos es Isabel Salazar, quien obtuvo su título de bachiller contable en el Colegio Luis Napoleón Dillon. En el momento, ella cursa la carrera de Administración de Banca en el Instituto Superior Cordillera.
Los cursos que ha recibido le ayudaron a diferenciar el manejo basado en pymes (pequeñas y medianas entidades) y las normas internacionales que regulan la contabilidad de las empresas.
La facturación electrónica, que está en vigencia desde principios de enero, también fue motivo de capacitación. “Los sistemas contables se renuevan constantemente. La facturación electrónica supone un manejo de la información más rápido ”, dijo Salazar.
Hasta finales de enero, 5 006 empresas a escala nacional deben completar, obligatoriamente, el esquema de emisión de comprobantes electrónicos establecido por el SRI.
Por esta razón, dijo Trujillo, los profesionales contables tienen la gran posibilidad de asumir un nuevo reto con la entrada en vigencia de la facturación con sistemas informáticos. Entre las ventajas de esta medida, se destacó la posibilidad de agilitar los procesos de control, ya que la información estará en línea.
También se contribuye a la transparencia a través de los soportes informáticos. Y quizás la ventaja más sustantiva es la del cuidado ambiental, debido a que se reducirá el uso de ejemplares y copias en papel.
Miguel Yumbán, de 25 años, cree que es imprescindible para un contador manejar las NIIF. Por esa razón, desde hace un año él se capacita en esas normas. Además de su preparación personal, lo hace porque en el país la mayor parte de empresas son catalogadas como pymes. Y la Superintendencia de Compañías exige que la contabilidad de esas entidades se realice con las NIIF. “Debemos estar al tanto de todas las nuevas resoluciones”, sostuvo.