No es un proyecto de grandes proporciones ni de una inversión elevada, pero rescata las técnicas y materiales que se utilizan en la arquitectura rural del Austro.
Es una quinta ubicada en el límite entre Cañar y Azuay, junto a la montaña El Tablón. Está en la zona denominada Jacarín.
En cuatro meses se realizó la restauración de 82,58 m² y la ampliación de otros 85,62 m². Estuvieron a cargo los arquitectos cuencanos Juan Pablo Astudillo y Diego Proaño.
Con este proyecto participaron en la XVIII Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, realizada a fines de noviembre, y obtuvieron una mención nacional por parte del jurado, integrado por Carlos Texeira, José María Sánchez y Luis López.
Juan Pablo Astudillo dice que es importante este reconocimiento porque en esta Bienal participaron trabajos de 19 países.
Antes de iniciar los trabajos de recuperación y de ampliación, ellos encontraron la vieja estructura en pésimas condiciones.
Esta quinta estaba dividida en tres bloques. El primero era la cocina tradicional, el segundo un horno de leña y el tercero una habitación que, prácticamente, estaba destruida tanto en paredes como en cubiertas, agrega Proaño. “Se presume que eran dos habitaciones donde vivían los anteriores propietarios”.
El rasgo arquitectónico principal era el patio, que estaba prácticamente perdido y se convirtió en el elemento más importante luego de finalizar la recuperación del inmueble.
El proyecto también rescató muchos de los materiales originales, propios de la zona.