Los lirios, como el blanco de la gráfica, son ‘primos’ de las orquídeas, con las cuales compiten en variedad, exuberancia y color.
Se reproducen por rizomas. Estos no son sino tallos modificados, gruesos, de entrenudos y subterráneos.
Cada trozo de rizoma elegido deberá tener uno o dos brotes sanos. El suelo es esencial para el cultivo de lirios. Debe tener un drenaje excelente porque las lluvias afectan a la planta. Una práctica común es ubicar los lirios en canteros elevados unos 30 cm del suelo, para evitar las inundaciones.
¿Y la fertilización? Normal, con una precaución. Nunca agregue a la tierra donde se cultivan lirios estiércol o compost con elementos de origen animal. La harina de hueso y otros fosfatados también se deben utilizar por excepción.