El guayacán enano resalta el color de los muebles por su oposición de colores y texturas. Como está colocado en el interior de la vivienda requiere dos o tres riegos semanales.
Estos pequeños arbolitos se colocan en el interior o exterior de los ambientes sin problema. El guayacán es el más solicitado.
En ciudades como Ibarra y Atuntaqui la tendencia a incluir los bonsáis en la decoración de viviendas y lugares de trabajo gana espacio.
Los más codiciados son los minúsculos árboles ornamentales como el frondoso guayacán; aunque también cautivan los frutales, como la eugenia uniflora y el cotoneaster (familia de las rosas).
Estos árboles en miniatura, cuyo arte era cultivado por los monjes taoístas de China, ahora se pueden encontrar en muchas viviendas imbabureñas.
Roberto Morales, especialista en bonsáis y orquídeas, instaló hace cuatro años el almacén Planeta Verde con el fin de incentivar la tenencia de estas variedades de plantas. Ahora, ese local comercia de forma directa entre 200 a 300 bonsáis cada mes y, al por mayor, alrededor de 1 000. Además de diseñar jardines, vende las más exóticas orquídeas y plantas carnívoras, como la Venus atrapamoscas, y ofrece un servicio de guardería de plantas.
En Planeta Verde recomiendan para los que recién se involucran en el cuidado de los bonsáis seleccionar un espacio de la vivienda que sea bien iluminado. Según Morales, las especies más ideales para las personas que inician en este arte son el guayacán y la eugenia uniflora, conocida como manzanita andina.
Uno de los apasionados por los pequeños árboles es Bolívar Vega. Hace dos años se enamoró de esta actividad. Es por ello que decidió conocer los trucos y secretos de este arte milenario. En su casa, ubicada en Atuntaqui, resaltan un guayacán, un ciprés, un ficus y un arupo, que están plantados en maceteros de cerámica. Los pequeños árboles, que lucen una buena tonalidad, decoran el corredor y la sala de su casa.
Vega se encarga de regarles con agua todos los días. Cada sábado, asimismo, se dedica a darles forma con unas tijeras de podar. Una vez al mes coloca abono en cada arbusto.
Para amantes de la naturaleza como Raquel Viteri, tener un árbol de bonsái era un sueño. Ahora un guayacán, de siete años de edad, adorna su sala.
Morales, ingeniero agronómo, sugiere a quienes gustan de los bonsáis iniciar con una sola planta hasta que tengan el conocimiento suficiente.
El precio de cada una varía entre USD 15 y más de 100. Todo depende de la edad de las matas. Una de cuatro años de sembrada, por ejemplo, puede costar mínimo USD 15, según la variedad que sea.