Las casas de hacienda son un libro abierto, incluso para los profesionales de la construcción.
Durante la restauración de la hacienda San Isidro de Itaquí, ubicada en Cotacachi, su propietario, el arquitecto Rosendo Jara, descubrió que la estructura de madera de la cubierta estaba atada con cabestros (cuerda construida con piel seca de ganado vacuno).
“Ese material indica que la casa fue construida hace más de 200 años”, calcula. Jara mantiene casi intacto el esquema de esta vivienda, que, alguna vez, fue un emporio de producción de maíz, lenteja, quinua y fréjol.
Ahora San Isidro, que aún posee las puertas originales de madera de capulí, está abierto al público. Los visitantes pueden disfrutar de las vigas expuestas, los tumbados de carrizo y las paredes de tapial, entre otros detalles vernáculos.
Sin embargo, el mantener la casa intacta es un verdadero reto, porque se han ido cambiando las prácticas y los materiales, asegura Víctor Montalvo, gerente de la hostería Pinsaquí.
“Nosotros procuramos reparar los daños con los materiales y técnicas antiguas, para causar el menor impacto en el edificio”, dice. En el peor de los casos, confiesa, se realizan imitaciones aprovechando los conocimientos de los artesanos.
En la casona se destacan los pisos de cerámica traídos de España y Francia en el siglo XVIII. Al igual que en Pinsaquí y San Isidro, en la casa de la hacienda de Cusín, se mantiene el estilo de inicios de la República.
Según César Arcos, administrador de Cusín, este inmueble fue construido en 1 800. La decoración con piezas antiguas complementan el encanto.
Un detalle que enriquece estas edificaciones es su aporte histórico. Las crónicas detallan que en Cusín, por ejemplo, el Libertador Simón Bolívar elaboró la estrategia para la batalla de Ibarra.
Aunque muchos profesionales aseguran que restaurar una casa antigua es muy costoso, la arquitecta Teresa Villalba, especialista en restauración urbano arquitectónica, considera que puede ser incluso menor.
Más bien resalta detalles como la seguridad de estas viviendas que son sismorresistentes. “En Quito hay construcciones de más de 400 años que siguen en pie. Y han resistido sismos”.
Un registro histórico
La mayoría de haciendas antiguas mantiene un esquema similar. Esto sucede, por ejemplo, con las haciendas de Pinsaquí y Lasso, en Cotopaxi, asegura Teresa Villalba. Al parecer, se utilizaba a los mismos constructores para todas.
Del 22 al 24 de este mes, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) realizará un inventario de edificios con valor histórico y arquitectónico, en Cotacachi. La entidad valorará el estado de conservación de cada una de las estructuras.