Ellas se han conectado con su esencia durante los últimos 50 años. Sin embargo, muchas siguen teniendo vergüenza de su sexualidad. Foto: Archivo EL COMERCIO
¿Qué puede hacer la mujer para logar un balance total de sí misma? ¿Cuál es su papel en la evolución consciente del planeta como un ser humano sexual y espiritualmente integrado?
Según la doctora Deborah Sundahi, educadora sexual y autora de varios libros, la sociedad considera que no está bien que las mujeres tengan sus propios derechos sexuales y, a pesar de que en los Estados Unidos se realizan una gran cantidad de charlas sobre los aspectos sexuales a través de los medios, la mayoría de mujeres mayores de cuarenta, no solo en ese país sino en el mundo entero, consideran que las “buenas chicas” no se inclinan al sexo.
“Las jovencitas que han crecido bajo la influencia de la televisión de cable han llegado a la conclusión de que una ‘chica mala’ es aquella que habla públicamente sobre el sexo y su actividad sexual y esto ha hecho que la mayoría de mujeres no logre disfrutar de algo tan natural como el sexo”, señala.
Pero ¿cómo puede una mujer del siglo 21 reclamar y abrazar su yo sexual para descubrir su extraordinario poder mientras mantiene su naturaleza femenina integrada a la masculina? A continuación algunos consejos para lograrlo:
1. Las creencias
Los cambios no se pueden dar sin previo aviso, así que al ver esas creencias de larga data, es importante dar ese primer paso para reclamar la propia sexualidad.
Será necesario recapacitar sobre las creencias negativas inconscientes que se mantienen desde la infancia y están ligadas a la religión o a los medios. Muchas de estas creencias han pasado de generación en generación por miles de años así que se pueden crear nuevas creencias que apoyen a la persona, a su cuerpo y a su sexualidad.
2. Abrirse a la pasión y al deseo
Todos tenemos una fuerza de energía sexual de por vida. “El deseo es una parte rica y potente de nuestra experiencia humana. Ser apasionado significa querer y disfrutar de todo a lo largo del tiempo.
Nuestra pasión es lo que nos mueve a actuar y nos proporciona placer. Aceptar esta energía es aceptarse a uno mismo y, mientras aprendemos a honrar nuestra sexualidad, también podemos buscar esa energía sexual que enriquece nuestras vidas por entero. Al abrirnos a la pasión y al deseo, conseguiremos mayor felicidad y disfrutaremos del placer que llega a nuestras vidas.
3. Conocer nuestra anatomía
Muchas mujeres esperan que sus parejas sepan cómo darles placer sin que ellas se conozcan a sí mismas. Conocerse y saber lo que se siente es un paso importante hacia alcanzar y gozar la sexualidad que ha sido algo misteriosa para la mujer a lo largo de la historia, especialmente en la experimentación del placer y el orgasmo.
Por ejemplo, el famoso Punto G es un área del cuerpo femenino que continúa siendo fuente de confusión. “El Punto G y no el clítoris es el centro de atención en el área genital femenina y en donde ellas pueden experimentar la mayor y más diversa cantidad de placer erótico”, según Sundahi.
4. Ejercitar el músculo amoroso
El músculo pélvico es aquel que soporta al piso pélvico del cuerpo. “Con excepción del acto sexual, pocos ejercicios fortalecen más los cruciales músculos pélvicos. Esto, además, fortalece a los órganos reproductores y a la red compleja de tendones que les rodea.
Es conveniente tener un hábito diario de ejercitar este músculo amoroso y aprender a coordinarlo mientras se inhala y exhala”, dice la doctora Sundahi.
5. Transformar el deseo en un combustible sensacional
Una vez que se conecte a la sexualidad y se la acepte, hay que aprender a usar su energía para darle combustible a todo lo que se hace en la vida.
Hay técnicas fabulosas que incluyen la meditación y la práctica de la respiración adecuada para lograr esa energía sensacional en todo el cuerpo.
Este es un momento excitante para las mujeres que buscan honrar su esencia femenina y tener una parte importante en el cambio de la evolución planetaria hacia el balance femenino y masculino en todas las esferas de la existencia.