Para la mexicana Rafaela Justa Elías, el cambio climático no le es distante ni la Cumbre de Cancún, un hecho ajeno. Ella se trasladó desde el estado de Jalisco, en el occidente de México, para participar en la cita mundial que se realiza en Cancún.
La indígena ahuad, de 52 años, participa activamente en la XVI Conferencia Mundial de Cambio Climático (COP 16), porque dice que de las decisiones que se tomen dependerá el futuro de 13 500 miembros de su comunidad de Ayotitlán, en Jalisco.
Pero hasta ayer el panorama no era alentador. Las negociaciones estaban entrampadas. El mayor conflicto es la fijación de niveles obligatorios de reducción de emisiones de gases contaminantes, en especial el dióxido de carbono (CO2).
Japón, Rusia y Canadá se niegan a firmar un nuevo período de compromisos del Protocolo de Kioto (obliga a cumplir los niveles de reducción), mientras los países latinoamericanos, africanos, China y otros insisten en que la reducción sea del 40% respecto de las emisiones de 1990.
Si esto se concreta, México y Quito se verán obligados, por ejemplo, a restringir más el uso de vehículos. Según Gabriela Niño, del Centro de Transporte Sustentable, la capital mexicana desde el 2005 asumió medidas como dejar de circular por uno o dos días completos, según la antiguedad del automotor.
También se ejecuta la campaña ‘Hoy no circula sabatino’ (un sábado al mes) para vehículos chatarra que entraron desde EE.UU. (1 millón solo el 2005).
Pero Niño asegura que también se requiere de una mejora sustancial en el transporte público. Desde el 2005 Ciudad de México cuenta con Metrobús, metro subterráneo y buses públicos (la mayoría con más de 20 años de uso), pero apenas cubren al 45% de los 18 millones de habitantes del área metropolitana.
Para financiar los sistemas de transporte, Quito deberá recurrir a presupuestos municipales y estatales. Si en Cancún se concretan los aportes de los países industralizados se podría recurrir a esos fondos, asegura Niño.
Con esta renovación del transporte, a más reducir las emisiones de CO2, el experto británico Nicholas Stern, explica que se evitaría que la temperatura promedio de la Tierra siga en alza.
Los científicos aducen que esa es la principal causa para que el planeta sufra eventos climáticos cada vez más extremos como el duro invierno que afecta a Europa y a la zona norte del planeta.
También le atribuyen las sequías prolongadas o los torrenciales aguaceros que afectan a parte de África y Latinoamérica.
José Rodríguez, delegado de El Salvador, recordó que en noviembre del 2009, por ejemplo, en su país cayó 350 milímetros de lluvia por metro cuadrado en cuatro horas. Eso normalmente cae en uno o dos meses, causando daños en las poblaciones.
A Rafaela Elías le preocupa que en Cancún se definan qué montos y cómo se entregarán a la conservación de 31 500 hectáreas de bosques. Estos no solo evitan que se erosionen los suelos y se sequen los ríos, sino también absorben el CO2.
A los delegados gubernamentales y los líderes indígenas y de la sociedad civil tampoco tienen claro en qué términos se hará la transferencia de tecnologías para mejorar los procesos productivos, de generación y consumo de electricidad, monitoreos satelitales del clima y más.
Hasta ahora los países industrializados se mantienen en comercializar esos mecanismos, pero las naciones pobres y desarrollo dicen no estar en condiciones de cubrir las inversiones. Una salida sería aplicar impuestos o aplicar incrementos en los costos para el consumidor final.
También está por definirse quiénes se beneficiarán de los aportes para las tareas de adaptación. Por ejemplo, fondos para ayudar a los afectados por inundaciones, deslaves o sequías.
Campesinos analizaron en Quito la cumbre del clima
Para obtener agua y regar sus plantaciones, Aída Quichimbo debe hacer un agujero en la tierra en el sitio donde antes corría un riachuelo. “La vertiente ya se ha secado, pero queda un poco de agua dentro de la tierra. Es un efecto más de lo que ha provocado el cambio climático en el país”, dice la agricultora.
Ella junto a otros 100 representantes de organizaciones campesinas ecuatorianas se reunieron ayer en la Universidad Andina, en Quito. Analizaron el trabajo que hasta ahora se ha desarrollado en la cumbre sobre el cambio climático que se desarrolla en Cancún, México.
Coincidieron en que los países industrializados no incluyeron en sus agendas de negociación las demandas de los campesinos. “Ellos no están dispuestos a renunciar a sus ganancias, dejando de explotar los recursos. Prefieren pagar a otros países en vías de desarrollo para que ellos se encarguen del problema”, dijo Romelio Gualán, de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo.
Según él, se debería definir políticas internacionales para cambiar el sistema de desarrollo extractivista por uno que sea amigable con el medioambiente. Un primer paso será estructurar una cumbre alternativa a la de Naciones Unidas.
El embajador de Bolivia en Ecuador, Juan Javier Zárate, dijo que se la denominará Minga por la Tierra y se la convocará para el primer semestre del 2011. Se espera la adhesión del resto de naciones del sur. Al finalizar el encuentro, los campesinos se concentraron afuera del Ministerio del Ambiente y dijeron que estarán vigilantes de lo que se decida en Cancún.