En un cuarto con la luz apagada están ubicados 100 armarios. En cada uno hay insectos recolectados desde hace 30 años.
Están clasificados de acuerdo a la especie y a las características anatómicas. La temperatura permitida es de 15 grados y los niveles de humedad son los más bajos. Por eso se utilizan equipos especializados para quitar la humedad.
El espacio conserva una colección con más de 2 millones de invertebrados convirtiéndose en una biblioteca de la fauna ecuatoriana científicamente avalada.
Se trata del museo Qcaz de invertebrados de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
A diferencia de los museos tradicionales este espacio sirve como un centro de investigación científica. Por eso, las colecciones no son expuestas al público en general.
Álvaro Barragán es investigador y curador del museo Qcaz, y menciona que el estudio de estos animales es primordial ya que ayuda a comprender la biodiversidad del país y la transmisión de enfermedades.
Para recolectar a los insectos, los etnólogos utilizan alcohol, acetato de tilo, insecticidas biodegradables… como trampas.
El investigador ecuatoriano indica que para recolectar a los escarabajos que comen estiércol, los entomólogos utilizan heces de animales o de humanos. Estos son atraídos por el olor de las heces y caen en frascos con alcohol.
Después de la recolección son trasladados a los laboratorios de la PUCE, en donde se realiza un proceso de preparación de los especímenes para que luego sean analizados por los científicos y estudiantes.
La última investigación que el museo realiza se centra en los insectos que comen carne humana. Como los dípteros de las familias Calliphoridae, Sarcophagidae y Muscidae. El objetivo es aplicarlos en estudios de entomología forense.
“En investigaciones hechas en el Yasuní, Quito y Santo Domingo de los Tsáchilas se encontraron insectos que aún no han sido nombrados por los científicos y que son especies nuevas”, dice Barragán.
Uno de los resultados que arroja este proyecto es la utilización de las larvas para encontrar químicos o sustancias psicotrópicas en los insectos y que ayuden a determinar las causas de la muerte.
Por ello, para el estudio de los insectos con importancia forense utilizan carne animal que los atrae. Después de la recolección los etnólogos los estudian y criarlas en los laboratorios. “Con esto se obtiene la información de los ciclos de vida, que son importantes para las investigaciones forenses”.