Hoy, 15 de febrero de 2016, con motivo del Día Internacional del Niño con Cáncer, en Guayaquil se realizó un evento para los pacientes pediátricos de Solca. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.
Su energía es contagiante. Gritan, corren de un lado a otro, saltan… Nadie pensaría que están enfermos, salvo por algunas mascarillas que ocultan parte de sus rostros y las gorras, turbantes y cintillos coloridos que tratan de esconder la ausencia de cabellera.
La mañana de este lunes 15 de febrero del 2016, por un par de horas, 200 pequeños que reciben atención en el hospital de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer de Guayaquil (Solca) olvidaron los pinchazos y de las largas sesiones de tratamiento.
En una sala adornada con globos y serpentinas disfrutaron de una fiesta para recordar el Día Internacional del Niño con Cáncer. El pequeño Jeffrey, de 4 años, ha visitado este hospital desde que tenía 1 año y 5 meses, cuando le detectaron un tumor cancerígeno en unos de sus ojos, conocido clínicamente como retinoblastoma.
“Era solo una manchita en el ojo. Los doctores descubrieron que era maligno y tuvieron que extirparlo por completo. Después pasó por varias quimioterapias, pero gracias a Dios se está recuperando”, contó Ericka Peralta, su mamá.
Al inicio, recuerda, Jeffrey temía a los médicos y no soportaba ver las agujas. Ahora sonría cuando ve a los médicos y enfermeras, que se han convertido en sus amigos a lo largo de su lucha contra el cáncer.
Hasta octubre del 2015, la Unidad de Pediatría de Solca registró 246 nuevos casos de cáncer en pacientes de 0 a 19 años de edad (120 en niñas y 126 en niños). Las consultas pasaron de 6 846 en 2014 a 7 054 en 2015.
Las leucemias predominan entre los tipos de cánceres que más afectan a los infantes y adolescentes, con 104 casos del total de nuevos diagnósticos. Le siguen los linfomas y los tumores cerebrales.
Luis Espín se quitó su mandil blanco para ser parte de la fiesta. El jefe del servicio de Oncopediatría fue uno de los personajes que recibió un reconocimiento de sus pacientes de Solca, una estatuilla similar al Oscar destinada a todos quienes ayudan a estos pequeños guerreros a combatir la enfermedad.
El diagnóstico a tiempo es un factor clave en estos casos, como indica Espín. “Si tenemos un diagnóstico precoz, el 80% de los cánceres pediátricos se puede curar (…). Por ende, la sobrevida es mayor. Nosotros llegamos al 68% en leucemias infantiles; mundialmente la cifra de sobrevida varía entre el 75 y 80%. No estamos tan lejos”.
El estudio Diagnóstico temprano del cáncer en la niñez, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), detalla que en muchos países el cáncer es la segunda causa de muerte en niños mayores de un año, superada solo por los accidentes. En el mundo, la incidencia anual para todos los tumores malignos es de 12,45 por cada 100 000 niños menores de 15 años.
Pero el informe también destaca que hay avances importantes en el tratamiento del cáncer infantil. “Un ejemplo es la leucemia aguda, una enfermedad que hasta hace 30 años era considerada inevitablemente fatal (…). En la actualidad la leucemia aguda linfoblástica tiene una sobrevida a 5 años que supera el 70%, lo que implica que la mayoría de los pacientes pueden curarse definitivamente”.
Aunque el cáncer infantil no es prevenible, el doctor Espín aconseja a los padres realizar controles pediátricos continuos a sus hijos, ya que pueden ayudar a una detección temprana. Y da ciertas señales que suelen presentarse como fiebre prolongada, dolor intenso de huesos, manchas en la piel, debilidad, palidez, síntomas que pueden confundirse con otras patologías, por lo que deben ser evaluados por un especialista.
Cuando le diagnosticaron leucemia, María Judith tenía fiebre intensa y algunos ganglios de su cuello se inflamaron. “La llevamos al hospital, le hicieron pruebas y nos dijeron que era cáncer”, recuerda David Benavides.
Fue hace tres años. Esta mañana, la niña de 11 años acudió a un control de rutina y después se divirtió con la presentación de perros amaestrados, dirigidos por voluntarios de la fundación Ser Feliz.
Lola, una inquieta beagle; Agustín, un pacífico golden retriever; y Tito, un mestizo juguetón fueron algunos de los canes que con sus piruetas arrancaron sonrisas entre los espectadores.
Magos, payasos, juegos, dinámicas y hasta una obra teatral fueron parte del programa organizado por el Comité de Damas de Solca y varias empresas benefactoras. Ivonne Calderón de Páez, presidente del comité, está convencida de que la alegría es una de las mejores formas de elevar el sistema inmunológico de los pacientes.
“No celebramos la enfermedad, celebramos la vida -dijo-. Muchos de los niños que recibieron el tratamiento desde pequeñitos ahora se han graduado del colegio, van a la universidad, otros hasta son padres. El amor y el cariño de quienes los rodean son, sin duda, parte de la recuperación. Es lo que el papa Francisco ha bautizado como ‘cariñoterapia’”.