La topografía del terreno y la ubicación de los árboles de limón y otras plantas definió la volumetría alargada rectangular de la construcción. Foto: Cortesía Daniel Moreno
Sí. Hace rato que la arquitectura alternativa dejó de ser una novelería para convertirse en una clara opción de vida.
Y si al principio los arquitectos que la practicaban se contaban con los dedos de la mano, hoy su número crece día a día. Son, sobre todo, jóvenes profesionales que aprovechan técnicas y materiales ancestrales para -con la fusión de productos y conceptos contemporáneos- conseguir diseños arquitectónicos de vanguardia y muy altos estándares.
Un ejemplo actual es el equipo liderado por Daniel Moreno y Sebastián Calero, que dio vida a una casa de esas características en El Carrizal, La Morita, en la parroquia Tumbaco. Tan singular es este trabajo que ya fue reseñado por los prestigiosos portales Plataforma Arquitectura y Archdaily, el de mayor cantidad de visitas mensuales en el mundo.
En la obra trabajaron más de 20 profesionales en distintas ramas, incluidos escaladores. Ellos colaboraron en la colocación de ganchos para tensar los cables que tiene la construcción.
El inmueble tiene 209,08 m² y es una casa abierta proyectada para una pareja sui géneris: un montañista y una historiadora del arte. Como metodología de trabajo, explica Daniel Moreno, se invitó a los clientes para que expresen sus gustos y proyecciones.
La variada información física existente en este pequeño contexto fue la guía para descubrir condicionantes y establecer parámetros responsables de la ocupación.
En primera instancia, se hizo un mapeo de todos los árboles (cítricos) existentes en el lote, así como los muros colindantes con el interior del predio familiar. Esto con un objetivo: proteger esos árboles y generar vacíos que liberen al proyecto hacia el exterior.
Esta realidad física dictó la volumetría de la vivienda, que parece una franja longitudinal que se separa del piso, se acopla a una mínima pendiente e incorpora islas verdes abiertas que se relacionan directamente con el interior.
Desde un principio, explica Moreno, el plan era construir la casa en tierra y madera, utilizando así las condiciones y los materiales existentes en muchas construcciones locales como adobe, ladrillo, madera y carrizo. Este último es la vedette del proyecto y está presente no solo en las cubiertas sino en las paredes y tabiques.
Los materiales, a manera de franjas y estratos, son cómplices directos que ayudan a transmitir calidez. ¿El sistema estructural? Capaz de sostener el peso de la ‘tierra’ en altura.
El reciclaje también tuvo importancia capital en la construcción. El equipo logró obtener material que el Museo Interactivo de Ciencias desechó. Se reutilizaron 30 columnas de eucalipto, 15 cajas viejas que almacenaban hilos en la antigua fábrica y 270 duelas de chanul.