En las escuelas de danza de Esmeraldas resuena el nombre de Petita Palma, reconocida bailarina ecuatoriana. Foto: Cortesía Andrés Laiquez
La noche esmeraldeña se llena de calor. En el sur de la ciudad, cerca de la Refinería, muchas casas se convierten en salones comunales, donde la gente se suma a celebrar el baile. Llegan de sus trabajos y se mudan de ropa y se juntan a bailar. La danza es parte de su identidad.
Ahí está Keller Vanegas, quien organiza a la gente con amabilidad. “Nosotros somos un pueblo trabajador y alegre. El baile es parte de nuestro ancestro cultural. Somos gente abierta y generosa. En Esmeraldas hay excelentes grupos de danza”, exclama.
Uno de ellos es Etnia, un grupo de marimba de Esmeraldas con 12 integrantes. Ellos se reúnen tres días a la semana para ensayar. Desde su constitución, en 1998, tienen una misión clara: “Difundir nuestra música a nivel nacional e internacional para rescatar la identidad de nuestro pueblo afroesmeraldeño”, dice su director, Jackson Arroyo.
Él aprendió en unos talleres que impartía el Banco Central del Ecuador en 1985, pero su relación con la marimba va más atrás. Cuando tenía 12 años aprendió a tocar este ritmo y compartió con sus compañeros el amor por la música. Su agrupación cuenta con un trombón, una trompeta, un clarinete, una batería, un bombo, una tumbadora y varios cantantes.
Además de promover las danzas tradicionales esmeraldeñas, las agrupaciones nacen con otro fin social. Marjorie González, del Centro de Arte Popular Raíces del Pacífico, explica que entre sus objetivos principales está “ayudar a niños y jóvenes que se encuentran en las zonas vulnerables de la provincia”; al aportar con una forma de canalizar su tiempo libre “evitamos que estén en las calles”, agrega.
El grupo de música se reúne los martes, viernes y sábados, desde las 17:00. Además de la marimba, también investigan y presentan ritmos del Pacífico Sur para desarrollar más movimientos. Actualmente, se reúnen en la casa comunal del barrio 15 de Marzo.