El reciclaje ha dejado de ser una novelería para convertirse en una actividad seria, que incluye procesos de selección, reclasificación y reocupación.
Eso es lo que sucede, por ejemplo, con el kraft, un tipo específico de papel 100% de fibra virgen que se utiliza para envolver o fabricar bolsas comerciales. Es la mejor solución para el empaque sostenible que existe en el mercado.
Pues bien, a este papel desechado, Empresas Omega lo ha reciclado para convertirlo en tubos para diferentes usos. Uno de ellos es particularmente novedoso, explica Fabián Puente, ingeniero de Omega-Cartoempaque: se utiliza como encofrado; es decir, como sostén de las columnas y vigas de hormigón armado.
El proceso para transformar el papel en tubos es laborioso. Se inicia con la recolección de la basura de la ciudad; luego de una minuciosa clasificación del papel ‘basura’, en varios segmentos, este ingresa a unos megapailones. En ellos, mediante el uso de agua caliente se muele el papel basura y, luego, se obtienen el papel continuo y los tubos reciclados.
Estos son compuestos por una multicapa de papel que se pega por medio de adhesivos especiales no tóxicos.
La mayoría de esta producción sirve para usos más comunes, como bases de papel higiénico y telas.
Cuando se fabrican para encofrados se realiza un proceso extra. Este consiste en adicionar una capa plástica impermeabilizante al interior de cada tubo, explica Puente. De esa manera se convierten en impermeables y optimizan el proceso de curado (fraguado) del hormigón armado.
Sus aplicaciones se amplían a columnas de apoyo estructural, postes de luz, ductos para soterramiento de cables y postes para cercas y cerramientos.
Los encofrados son fáciles de transportar. Sirven para levantar estructuras de hasta tres pisos y sus diámetros varían desde 15 a 45 cm. El espesor de cada tubo es de 5 mm.
Los estudios de laboratorio realizados en la Escuela Politécnica Nacional, explica Puente, “demostraron la gran resistencia de estos tubos, que llegan hasta los 300 kg/cm², superior a la normal, que varía entre 210 y 240 kg/cm²”.
Entre las ventajas de este encofrado se pueden contar la facilidad de transporte y su sencilla manipulación debido a su poco peso. Reemplaza con eficiencia a la madera.
El empleo de la mano de obra también tiene un descenso significativo, explica Puente. Y el vertido del hormigón puede realizarse a mano o con un ‘mixer’ sin que se afecte la calidad del hormigón.
Pero el omega tubular tiene otras utilidades; puede servir para levantar ingenios arquitectónicos, como pabellones, atrios, salas de exhibiciones.
Un ejemplo de esta aplicación fue el ‘pabellón’ de recibo que tuvo la pasada Bienal de Arquitectura de Quito (BAQ 2014) realizada en noviembre.
Este ingenio fue diseñado por el Arq. Fernando Hinojosa y el Ing. Félix Vaca (parte estructural) y demostró la versatilidad funcional que poseen estos tubos de papel reciclado.
Este proceso de construcción no es nuevo, explica Hinojosa. Se lo hace a escala internacional en varios países.
El arquitecto más importante en este campo es Shigeru Ban, quien ha diseñado varios edificios con este producto.
Una bondad de este tipo de material es la rapidez con que se puede construir. El modulo de la BAQ2014 fue levantado en dos días, un récord para una edificación de este tipo.
Otra ventaja es el costo económico, que es bajo. Además, cuando ya no es usada, la tubería vuelve a ser reciclada, lo que aumenta su productividad.
Obviamente, explica Hinojosa, para realizar proyectos más grandes aún hay que trabajar en incluir retardantes para el fuego y protectores para la humedad y la afectación del agua. Pero ese sistema en general tiene un gran aporte en la tecnología, la forma y las propuestas arquitectónicas.