Víctor Vizuete E.
Editor
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Aunque tiene sus contras y objeciones, como en todo lo que concierne con el desarrollo del ser humano, la globalización ha traído beneficios a la arquitectura y el diseño del país. Principalmente en la internacionalización de las propuestas y los proyectos.
En lo referente al diseño industrial o de mobiliario, la tendencia ha dado un salto cuantitativo. Además de que empresas tan prestigiosas y especializadas como BoConcept, Zientte, MuMa, Umbra o Ikea ya están posicionadas en las principales ciudades; se puede conseguir el mueble o el accesorio que se observó por Internet o Facebook y que pertenece a emporios como Roche Bobois, Vitra, Inmod… Claro, ateniéndose a las reglamentaciones vigentes.
Otra arista de esa universalidad está dada por la visita, cada vez más frecuente, de personalidades del quehacer arquitectónico o del diseño mundial.
Las bienales panamericanas de arquitectura de Quito han tenido, en sus diferentes ediciones, exponentes de la talla del portugués Álvaro Siza, el paraguayo Solano Benítez o el francés Christian de Portzamparc.
En lo que se refiere al diseño, pocos meses atrás visitó Guayaquil uno de los gurús del diseño actual, el egipcio Karim Rashid. Y se anuncia la visita de otro creativo de parecida envergadura: el francés Philippe Starck.
Su empresa, Yoo, se ha aliado con una constructora ecuatoriana muy prestigiosa (Uribe & Schwarzkopf) para desarrollar dos edificios de alta gama, uno en Quito y otro en Cumbayá.
El aporte nacional hacia el exterior también tiene un despunte. ¿Ejemplos? Christian Wiese, Fabián Espinosa y estudios como Creática han desarrollado proyectos importantes. Y Adriana Hoyos tiene varias tiendas en EE.UU.