En tres sitios rurales de Santo Domingo de los Tsáchilas se encontraron petroglifos. Foto: Olivio Guevara Garcés y Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
El enigma que esconden los símbolos de diversos vestigios arqueológicos hallados en Santo Domingo de los Tsáchilas se empieza a descifrar.
Los investigadores del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) buscan documentar el significado que tienen, por ejemplo, los petroglifos que se encuentran dentro de la comuna tsáchila Peripa.
El arqueólogo del INPC Marco Labrada accedió a este sitio entre el 22 y 23 de junio y levantó una georreferenciación como parte del inventario de estos hallazgos en la provincia tsáchila.
En su inspección visual constató el hasta ahora misterioso labrado que aparece plasmado en unas rocas cuyo peso es de 100 toneladas con 20 metros de alto y 8 de ancho.
Al momento no hay un estudio científico que haya descifrado su significado, pero el antropólogo Olivo Guevara cree que serían dibujos del tipo zoomorfos y antropomorfos. Su hipótesis guarda relación con las tradiciones de las culturas de los pueblos ancestrales, caracterizadas por las sesiones de chamanismo en las que prima el estado de alucinación. Guevara no descarta que en una de esas actividades un ancestro pudiera haber dejado impregnada su huella para que con el tiempo se conociera que ahí hubo un antiguo asentamiento.
Las figuras no tienen un aspecto establecido, pero las aproximaciones de los investigadores dan cuenta que se asemejan a rostros de humanos y animales salvajes. Los petroglifos que se documentarán se hallan en la parroquia San Gabriel del Baba, el bosque El Pedregal y en el río Memé.
Según el director del Ministerio de Cultura y Patrimonio en Santo Domingo, Erick Morán, el aporte de los nativos de esas zonas, que colaboraron para que las autoridades se interesen en la identificación de los vestigios, alentaron las actividades del INPC.
En el inventario en marcha, se tratará de registrar la mayor cantidad posible de restos arqueológicos; por el momento se han documentado 10 rocas petroglifos y 400 piezas de las culturas Jama-Coaque, Tolita, entre otras.
Estas últimas se conservan en el rincón arqueológico de la Universidad Técnica Equinoccial extensión Santo Domingo de los Tsáchilas. Para el INPC, se trata de un valioso aporte cultural que ayuda a salvaguardar el patrimonio y la memoria social.
De hecho, con base en estos hallazgos, en adelante se realizarán encuentros, debates y reflexiones sobre las identidades ancestrales, según Morán. Un primer taller con este enfoque está previsto para este mes en varias localidades.