El investigador Oswaldo Encalada es profesor de la Universidad del Azuay. Se especializa en la lingüística. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO
El registro, significado y ubicación geográfica de los apellidos no hispánicos fue una tarea pendiente en el Austro. La investigación realizada por el lingüista Oswaldo Encalada saldó esa deuda.
Este catedrático de la Universidad del Azuay registró y analizó cerca de 6 000 apellidos desde el sur de Chimborazo hasta el sur de Loja y una parte de las provincias de Morona Santiago y El Oro.
De esta manera pudo determinar que el 92% de apellidos no hispánicos del Austro tiene origen quichua ya sea puro o combinado con otras lenguas nativas. El resto es cañari, palta, malacato o shuar; también hay nombres que llegaron de la Sierra centro y de la Sierra norte por el movimiento de la población.
En este último caso, Encalada destaca apellidos con raíces Taxi, Paxi o Luisa. Pone ejemplos como Pilataxi, Suntaxi, Tipanluisa, Analuisa o Changoluisa. “Llegaron básicamente por los cambios que tenían los policías, aunque también hubo otras razones”, dice el investigador.
En el Austro existen tres raíces propias que son las más importantes. Son Cela, Saca y Lima o Rima con variantes como Lema o Rema.
Esa investigación está recopilada en su libro ‘Antroponimia de origen no hispánico en el Austro ecuatoriano’, que fue publicado a finales de noviembre pasado y tuvo un tiraje de 500 ejemplares.
El objetivo de Encalada fue otorgar la misma categoría investigativa a los nombres aborígenes respecto de los originarios de España. También quiso indagar sobre su significado y dónde se encuentran en la actualidad.
“Me interesó mucho este tema porque en nuestro medio no existe ningún estudio formal, definitivo o serio… Hay muy pocos antecedentes, como el trabajo realizado por Octavio Cordero Palacios hace casi un siglo. Fue breve, de contadas líneas que recoge apellidos que él creyó que eran cañaris”.
La raíz Lima o Rima con sus variantes Lema o Rema tiene origen quichua y significa hablar, llamar la atención, amonestar, dar consejos, pregonar… Según él, eso permite reconocer que Sangurima era la persona que vendía sango, pero no el de pescado, sino el antiguo que era realizado con maíz, como una suerte de humita o pan redondo.
En el caso de Saca, que significa peñón, el catedrático explica que Quituisaca quiere decir que esas personas provienen del peñón de las tórtolas o Quindisaca del peñón de los colibríes.
Eso permite, agrega, conocer cómo los aborígenes veían la naturaleza y cómo se miraban así mismos dentro de esta. Los nombres de las personas en muchos casos son apodos puestos por alguien y que, posteriormente, pasan a ser apellidos. Según él, eso ocurre en el español o en el quichua, como Cuji que habla de gente alegre, rápida… Sinche: fuerte y valeroso.
Sus primeros registros de datos empezaron en 1981, porque siempre estuvo interesado por saber el origen de estos nombres. Al principio, fue una recolección poco orgánica; recién en el 2003 empezó una investigación más seria, a través de los padrones electorales que se publicaban en los diarios cuencanos.
Con ello obtuvo información de Cuenca y otras jurisdicciones azuayas. La información completa del resto de Azuay, Loja, Cañar y parte de la provincia de Morona Santiago la obtuvo también de padrones electorales.
Durante tres días, en el 2012, estuvo en Loja revisando los padrones de los 16 cantones de esa jurisdicción. En el caso de Machala (El Oro) y pueblos aledaños utilizó las guías telefónicas.
La otra raíz importante encontrada en su investigación es la cañari Cela, que significa: perteneciente a, viene de, grupo de, desciende de… y predomina entre el sur de Chimborazo y el norte de Loja. Y aparece en poblados del sur lojano por la migración.
A Encalada le llamó la atención el apellido Guaricela, que significa proveniente de la cueva. Según él, tiene importancia histórica porque está comprobado que en la cueva negra de Chobshi, en el cantón azuayo de Sígsig, vivieron grupos humanos desde hace miles de años.
El investigador se pregunta cómo se llamaría a esa gente y su hipótesis es que sería Machaicela o Guaricela, que significan lo mismo.
La publicación de Encalada se ilustró con gráficos del diccionario quichua de Luis Cordero y del texto ‘Nueva corónica i buen gobierno’ del indígena Guamán Poma de Ayala. No habrá una segunda fase de la investigación ni se extenderá al resto del país.