Andrés López celebra los 10 años del estreno de ‘La Pelota de Letras’, el espectáculo que lo catapultó como comediante. Foto: Facebook de Andrés López
Antes de presentarse en 11 países y de atraer a más de 2 millones de espectadores, Andrés López tuvo que recorrer un difícil camino para dar a conocer ‘La pelota de letras’, el espectáculo que lo catapultó como comediante y que está celebrando 10 años de su estreno.
López apunta que escribió el material de la obra en un periodo de diez años y que antes de llegar al Hard Rock Cafe, el primer escenario que acogió este popular montaje, solía llegar a las discotecas del Parque de la 93 para probar el material en plena fiesta.
“Me acuerdo que a las tres de la mañana yo me paraba en las discotecas y un DJ amigo mío (Uribe DJ) me ayudaba a calmar la gente por micrófono. Me tocaba pararme en la barra con una terquedad enorme y a esos espectáculos empezaron a llegar los actores y los cuenteros”, recuerda López en diálogo con EL TIEMPO.
Después de sus presentaciones en Bogotá y de sus giras en Colombia y en otros países, ‘La pelota de letras’ popularizó frases como: “¡Deje así!”, “Haga lo que se le dé la gana…” y “Mientras usted viva debajo de este techo y en estas cuatro paredes, ¡se hace lo que yo diga!”.
En febrero de 2004, el montaje comenzó a presentar los miércoles en el Hard Rock Cafe de Bogotá, con un promedio de 300 espectadores por función. Esos números lograron atraer a la argentina Fanny Mikey, directora del Teatro Nacional.
“De pronto veo como un afro rojo pasando entre la gente y yo digo: ‘joder, es Fanny Mikey’. Ella se paró en frente mío y me dio el ósculo del triunfo, el mismo beso en la boca que le dio a Jaime Garzón, a Margarita Rosa, a Carlos Vives, a César Mora. Yo le dije al público: ‘me rumbeó Fanny'”.
Después de ese beso del triunfo, López pasó a presentarse al Teatro Nacional de la 71 y luego a La Castellana, donde estuvo varios años.
Para celebrar este aniversario, el comediante presentará una corta temporada de esta pieza en el Gimnasio Moderno (Bogotá) desde el 31 de julio. López, que también ha estrenado obras como ‘Me pido la ventana’ y ‘Llegar a Marte’, habló con EL TIEMPO sobre la obra.
¿Qué significa para usted ‘La pelota de letras’?
Para mí fue la colección de mis observaciones. Desde que yo estaba en la universidad en el año 93 empecé el manuscrito y en mis días de cuenteros contaba las anécdotas que uno vivía en la infancia, lo que decía mi mamá… Fueron aquellos estudiantes de los Andes, de la Nacional, de la Javeriana, de la Tadeo, del Externado, los que empezaron a oírme cantar las canciones de ‘Centella’, a hablar de Lassie, la primera perra que conocí, de ese tipo de cosas.
Desde que estaba en el colegio me daba cuenta de que para romper el hielo en una conversación en las fiestas, en las famosas chimeneas ochenteras y noventeras, uno podía hacer que la gente se riera recordando series del pasado, entonces ponía a la gente a cantar. Mi gran cuestionamiento era: por qué se rompía el hielo, por qué esa memoria retrospectiva, no importa la generación en la que uno esté, hace que la gente valore más el presente y sus propias vivencias e inclusive estalle de la risa.
La obra logró generar una conexión muy fuerte con el público…
Claro, a mí me maravilló mucho atravesando fronteras que a los mexicanos les gustara, les gustara a los venezolanos, les gustara a los ecuatorianos, a los peruanos. Inclusive romper barreras idiomáticas, porque fui a países de habla inglesa como Inglaterra, Estados Unidos, Canadá e inclusive en Australia…
Cada ‘show’ en vivo es distinto, cada ‘show’ tenía una misma estructura, era un festival haciéndole homenaje al presente perpetuo, cada obra se presentaba en una unidad de tiempo totalmente nueva bajo el nombre de ese juguete común que todos tuvimos que fue la pelota de letras.
Fueron impresionantes las aventuras, uno verse en teatros donde había estado presentándose Jim Morrison en los años 60 o verse en teatros donde se había presentado Lenny Kravitz en Londres. Llegar a lugares como Atlanta, conocer Melbourne a partir de lo que sale a uno de la ‘jeta’, haber viajado gracias a las “lenguamillas”.
¿Cuál fue la reacción del público que más lo impactó?
Me impactó la primera vez que me presenté en temporada continúa en España, ver que el público español raizal era el 70 por ciento. Los mismos españoles se maravillaban de la actividad porque yo narro cuadros mentales, uso la corporalidad, uso la voz, uso los sonidos, paso de un personaje a otro en tiempo real.
Yo me volví casi un atractivo de zoológico en España, la gente decía: “tienes que ver a este tío, no sabes lo que hace. Se mueve por todo el escenario y hace varios personajes al mismo tiempo”.
Fue también la explosión del género del stand-up comedy…
Estábamos acostumbrados a ver imitaciones y otras cosas dentro de la comedia contemporánea…. El humorismo latinoamericano es muy creativo, a veces superamos el fracaso muy fácil, pero a veces no superamos el éxito de otro. Entonces como ya habían funcionado durante muchos años las mismas líneas de humorismo en Colombia, las mismas cosas, entonces el lineamiento no se salía de ahí.
Yo entro con una cosa teatral, desde la academia, entro desde una cantidad de ejercicios teatrales a los cuales los humoristas no estaban acostumbrados… Entonces eso creo un ‘boom’ porque la puerta estaba abierta de par en par y el único que la había visto era yo. Ni siquiera mis amigos cuenteros estaban dispuestos a asumir ese riesgo.
¿Le ve algún punto final a la obra, piensa dejarla de presentar?
Una vez se me acercó un tipo y me dijo: “Gracias a ‘La pelota de letras’ yo resolví muchas cosas pendientes que tenía con mi papá”. También me contaron que una señora que estaba enferma de cáncer pasó sus últimos días viendo, junto a su familia, ‘La pelota de letras’ en el televisor del hospital.
La obra generó cosas así de emotivas, entonces yo digo cómo voy a cancelar esto, cómo voy a dejar de hacerlo.
¿Qué tanta presión siente después de haber logrado un punto tan alto con ‘La pelota de letras’, parece algo difícil de superar?
Hay mucha gente que dice que es mejor ‘Me pido la ventana con frutica picada’, o que ‘La pelota…’ es insuperable. Y para mí eso es maravilloso porque la gente tiene cosas que comparar de mi trabajo. Yo tengo más de una obra, he sacado cinco producciones narrativas, incluso tengo un trabajo creativo con la Orquesta Filarmónica de Bogotá, con el maestro Eduardo Carrizosa nos sentamos a hacer una obra de comedia sobre la apreciación musical para niños.
Obviamente es una responsabilidad altísima, la misma gente que me sigue me la pone muy alta y por eso me demoré cinco años para hacer ‘Llegar a Marte’.