Andrés López se inició en el espectáculo en 1990, como cuentero en la Universidad de los Andes de Bogotá. Después de incursionar en radio y teatro, presentó por primera vez ‘La Pelota de Letras’ en el 2004. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Andrés López vuelve al Ecuador para presentar ‘La pelota de letras, renovada’. Es un minucioso análisis sobre las particularidades de las distintas generaciones familiares, en que el humor es el principal ingrediente.
Antes de su presentación el sábado 20 de enero, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura de Quito, el comediante colombiano conversó con EL COMERCIO sobre las novedades del nuevo espectáculo.
Después de 14 años de su estreno, ¿qué significa para usted ‘La Pelota de Letras’?
‘La Pelota de Letras’ es una estructura viva maravillosa que permite que todos vivamos una experiencia en escena. Un ensayo sobre nuestras familias que ha mantenido su validez a lo largo del tiempo, cosa que un artista agradece, tener el acuse de recibo de tal efecto en la audiencia a la que se dirige por todo este tiempo hasta el presente.
¿Qué le impulsó a renovar la obra?
‘La Pelota de Letras’ tiene su propio impulso creador, yo nunca he hecho el mismo show dos veces, cada vez crece más y más en el tiempo, se crea constantemente. Pienso que en el escenario se logra esa independencia entre obra y ejecución llenándose de creatividad. Es una experiencia donde la gente se vuelve a invitar a verla, a observarla siempre por primera vez. Cuando hice el DVD fue como tomarle una foto al momento histórico de ‘La Pelota’, pero la obra es una ejecución continua, un espacio de diálogo más que un monólogo.
¿Cuál ha sido el principal reto en el proceso de renovación de ‘La Pelota de Letras’?
El reto principal para mantener viva la obra ha sido el mantenerme atento creativamente, mantenerme trabajando, coleccionar asombros, el ejercicio riguroso del comediante.
¿Cómo ha cambiado la forma de hacer comedia en estos tiempos de correcciones políticas, convivencia en tolerancia y respeto por la diversidad?
Ahí está el rigor del artista, las audiencias están cada vez más exigentes, la comprensión de lo que sucede entra a ser parte del ‘cómo’ crear la comedia. El comediante entonces invita a hacer una observación, invita a que el público aplique su propio criterio frente a lo que se expone, el comediante muestra respeto al invitar a observar ‘de nuevo’ lo que nos rodea y no dejarlo por sentado. Es misión del público disfrutar de ello y encontrar los acertijos que se nos presentan. En estos tiempos y desde siempre, el humor degradante es una invitación a la caducidad, se pasa del anonimato al desprestigio en un segundo. La naturaleza humana siempre nos ofrece lo divertido de la vida y no tiene que ser degradador o invalidador. Eso nos da la respuesta a la vigencia perpetua de un Charles Chaplin o de un Roberto Gómez Bolaños y también el porqué del anonimato de un mal chiste.
¿Cómo define al humor latinoamericano?
El humor latinoamericano es multicolorido, tenemos de todo con gran talento, tiene desde lo más rancio y popular, que recicla y clona constantemente todo lo que ha funcionado en el pasado o presente, hasta rigurosidades técnicas muy elevadas producto de intensos estudios y formación académica. Hay de todo, tenemos un amplio espacio de ejecución, tenemos tanto que a veces no sabemos el rigor de cómo ponerlo ni dónde, y otras veces qué hacer con él. Tiene la diversidad de una selva donde hay mucho que explorar, medir, adecuar, entender. Necesita cada vez más acercarse a un ecosistema coherente de sentido del espectáculo y entretenimiento, además de una confianza de los medios para saber cómo crear productos para la audiencia de forma regular y metódica. El día que haya rigor, orden y método, nada nos va a parar como comunidad creadora de productos de entretenimiento de comedia para el mundo.
¿Después de 14 años, cree que el stand-up comedy, en general, también ha evolucionado?
En toda mi vida artística de más de 27 años, he visto la evolución de muchas artes escénicas contemporáneas. Siento que hay ciertas modas que suben y bajan, gente que lo hace bien y gente que lo hace éticamente muy mal; artistas que merecen surgir y no lo hacen; gente que no merece apreciación alguna y logran fama facilista, de todo, bueno, malo, gris, arcoíris. Pienso además que hay un malentendido con respecto a lo que es Stand-Up Comedy.
El Stand-Up no es sino una actividad escénica teatral, no es un estilo, no es una norma, no se le cierra en parámetros preestablecidos. Una persona que hace monólogos teatrales de comedia debe saber que ha de tener una formación teatral, saber qué es el teatro, saber lo que es ser un actor. Un comediante no es el que hace solamente Stand-Up, un comediante es un proveedor de grandes efectos de comedia a todo tipo de método y sistema teatral, sea la radio, la TV, el cine, las redes sociales, el Stand-Up Comedy, el Teatro, el Drama, y más.
Cuando se estrenó ‘La Pelota de Letras’, usted aún no era usuario de Twitter. ¿Qué influencia han tenido las redes sociales y la cultura digital en su vida artística y en la renovación de la obra?
Sí, en efecto, durante los comienzos de ‘La Pelota’ no había redes sociales, tabletas ni smartphones. Todas esas cosas se fueron involucrando, los juegos de video en línea, los videos en YouTube, todo ello está en esta versión de ‘La Pelota de Letras’. Como digo es una obra viva, una experiencia al estilo de una instalación usando la cuarta dimensión del tiempo. Y para mí con las redes sociales pues es otro reto, otro medio donde tengo que verter algo de mi comedia, de lo que soy, pues tengo que proveer y lo hago bajo mis parámetros sin dejarme llevar por la marejada de los peligros que conlleva el hecho de que vivimos en un planeta donde “todo el mundo tiene la razón”.
¿Cuál es la clave de Andrés López para “meterse al público en el bolsillo” (aunque pertenezcan a otro país, idioma o cultura)?
El truco está en la validación al público mismo. Yo no pretendo que se interesen en mí, mi labor como actor está en el interés al que puedo llevar al público a interesarse en el tema que estoy mostrando, en los objetos, las interpretaciones que aparecen en escena. Mi labor es validar cada país al que voy, encontrarnos en sitios comunes aprovechando nuestras diferencias y similitudes. En el caso de ‘La Pelota’ es saber que a la larga, todos fuimos criados con la misma mamá pero con diferente nombre, nuestros hogares guardan esencias comunes y quien a la larga llega al escenario a contar el relato es un pariente más. Si logré convencer a mi audiencia de que un pariente lejano ha venido a visitarlos, he cumplido con mi misión.
Ha comentado que “nadie se baña dos veces en la misma comedia”. ¿Con qué se encontrará el público en este renovado show?
Exacto, Heráclito lo sabía y parafraseándolo tenemos eso, la vitalidad cambiante de ‘La Pelota’. Las generaciones crecieron, tienen iPads, teléfonos con YouTube para que la nena se distraiga mientras los papás comen en el “brunch” (desayuno moderno que no es almuerzo ni desayuno y que a las 3 pm uno no sabe por qué tiene tanta hambre).
Disney, la TV y el cine nos llenaron la casa de princesas, avengers, exploradoras y jedis. Tutoriales en YouTube hasta de cirugías a corazón abierto, videos de muchachitos rompiéndose la madre haciendo ‘parkour’. Pero eso sí, la mamá sigue bailando con el papá en fiestas de Año Nuevo, la música tropical sigue sonando mientras los jóvenes se hacen una ‘selfie’, (no es autorretrato, no, no, no, es ‘Selfie’, es muy distinto, autorretrato es del papá y abuelos, el ‘selfie’ es nuestro); las barbas de prócer que se dejan los hipsters que sería algo así como un hippie contemporáneo con entrada regular de dinero y deudas por encima de su salario, debido a lo que se le exige en gastos de gimnasio, protein shakes, noctámbulismo social (con pila descargada), tecnología, ropa y comida paleo-gluten free con aguacate y la conservación de un metabolismo perfecto. (Añádase aquí algún tipo de emoji del gusto de cada cual). Nadie se baña dos veces en la misma comedia, es por eso que tenemos que volvernos a encontrar en un nuevo momento en el teatro más cercano.