El accidente causado por la fuga de gas en un edificio del norte quiteño en días pasados trae a la palestra una práctica que se hace indispensable: la detección del humo y los gases causados por las fugas para prevenir posibles incendios o similares.
¿Cómo realizar la prevención? Existen unos aparatos que funcionan con electricidad (de pilas, baterías o conexión con la red eléctrica) que poseen alarmas para detectar el humo y las fugas de gases, explica Julio Constante, del Megakywi de El Recreo.
Estos aparatos activan una alarma cuando el humo o el gas (monóxido de carbono, natural…) y alertan a los propietarios de una casa del eminente peligro existente.
Existen varios modelos, que se adecúan a las necesidades, sistemas de gas y economía de cada persona, explica Constante. La mayoría enciende una luz roja y empieza a pitar con insistencia y estruendo (señal acústica de alta intensidad).
Su colocación es sencilla.
Solo se requiere fijarla al lugar escogido con pernos y tacos Fisher o conectarlo al interruptor eléctrico, según el tipo que sea.
De preferencia, el detector de humo deberá instalarse en las entradas o en el interior de los dormitorios o cocinas, de forma que puedan despertar a los usuarios durante la noche, en caso de alarma.
En los edificios se recomienda la colocación de por lo menos un detector por planta. Deben estar en los pasillos.
Las características óptimas de detección se obtienen montando el detector en el centro del techo.
Si no fuera posible, deberá dejarse una separación mínima con la pared de 50 cm.
Una cosa importante, recomienda Constante: nunca pinte el detector pues perderá precisión. Estos aparatos no apagan incendios. Por eso, si oye la alarma localice el foco del fuego y llame a los bomberos
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