A los ocho años de edad, Rocío Guerrero se quedó huérfana tras la muerte de su madre. Desde entonces, su vida cambió drásticamente y se convirtió en una lucha constante por sobrevivir.
La manabita Rocío Guerrero pasa todo el día en la pista atlética de Los Chasquis, donde se entrenan destacados atletas como Ángela Tenorio y Jonathan Amores, ambos vicecampeones mundiales en sus especialidades.