En ediciones pasadas, EL COMERCIO nos entregó breves semblanzas de la vida de este hombre de letras; tal vez, su parte humana, sus sueños truncados y sus amores… perdón, su amor, “el amor de su vida”, Patricia, la mujer con la que comparte hoy la alegrÃa del premio a veces esquivo, tres hijos, los nietos y una vida de ciudadano del mundo.
Su discurso oficial en Estocolmo es el resumen de su vida, de su obra, sus deseos: “Me gustarÃa que mi madre estuviera aquÃ…”; señala y agradece a “todos los escritores” a los que les debe “algo o mucho…”.
PolÃtico de centro-derecha, puya a los gobiernos populistas de Latinoamérica y reclama de una vez, ser “el continente del presente” y no del futuro. Este discurso, una pequeña muestra de su valÃa como ser humano, esposo, escritor; está dispuesto para ser leÃdo por cualquier persona que anhele que el mundo, se llene de esta clase de seres… “limitaditos”.