Está clarísimo, Ecuador no tiene talento. O eso es lo mínimo que se puede inferir al ver un programa como Ecuador Tiene Talento. Y esta opinión no es alusiva a los participantes o a las tres señoras del jurado del programa en cuestión (aunque ellas bien podrían ser las musas del título de esta columna, pero no), sino con una incapacidad de salir del enlatado televisivo de medio pelo para reflejarnos a nosotros mismos. Quienes hayan visto en Youtube el video ‘Joven es cuestionada por no creer en dios en programa de televisión’ me darán la razón (si no lo han hecho todavía, véanlo y deprímanse hasta las lágrimas).
Aquí va un resumen para los que no saben de lo que hablo. Este domingo 20 de septiembre, la jurado María Fernanda Ríos le preguntó a la concursante Carolina: “¿Tú crees en dios?”; Carolina contestó: “No”. Entonces otra jurado, Wendy Vera, le dijo: “Pues deberías empezar a creer, mamita, para ver si te hace el milagrito”. Hasta ahí podrían ser comentarios sarcásticos y pesados de jurados con aires de vedette.
Pero la cosa sigue. Y la señora Ríos le suelta a Carolina una letanía: “Sin dios no llegamos a ningún lado. Por eso es que tú crees que siendo autodidáctica (sic) vas a llegar a la cima. Y no lo vas a hacer. ¿Sabes por qué? Porque hay cosas que no se ven, entonces ahí entra el amor a dios. Y dios… dios se siente. Dios te puede ayudar. Dios te ayuda a ser mejor. ¿OK? Este… Bueno, yo respeto tu… si crees o no; eso es respetable (…)”. Y la tercera jurado, Paola Farías, sigue en la tónica de interrogatorio inquisidor a la adolescente, a la que solo les faltó subir al potro y descuartizarla.
Este episodio mínimo, ridículo, insignificante quizá, y uno de tantos que la cabeza marketinera del programa debe tener bien calculados y aceitados para aumentar el rating, no es más que la constatación de la pobreza conceptual en la que naufraga todo un país. Y esa es la primera desgracia: la calidad de la televisión que tenemos. Hay excepciones, claro; el mismo canal que transmite Ecuador Tiene Talento produce Visión 360 (un esfuerzo notable por hacer periodismo televisivo de gran calidad). Pero, tristemente, la regla es Ecuador Tiene Talento y sus sucedáneos esparcidos como virus en casi todos los canales de televisión nacionales; con su cero talento.
La segunda desgracia es el público, o sea nosotros. Porque esto es como el mercado de la droga: sin consumidores no hay productores. ¿Cuántos programitas de pacotilla pueblan el espectro televisivo local? Son tantos que da grima. Y si son tantos es porque hay gente que los ve; gente con cáncer al gusto.
Y la tercera desgracia es que siendo el año 2015 después de Cristo (para no salir de tono) haya personas que se crean con derecho a dar lecciones de religión en televisión a una chica que no las ha pedido. Alguien debería contarles a las jurados que Ecuador (todavía) no es un califato (y explicarles qué es un califato). Más claro: Merecemos el Apocalipsis.