Cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, intentó obtener apoyo para atacar Siria a fin de castigar al régimen de Bashar al Assad y disuadirlo de usar armas químicas, no consiguió muchos seguidores.
En la cumbre del Grupo de los 20 (G-20) países ricos y emergentes celebrada los días 5 y 6 de este mes en San Petersburgo, Rusia, Estados Unidos propuso una declaración para condenar el uso de armas químicas por parte de Siria. Pero alrededor de la mitad de los otros participantes -del Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la Unión Europea, Argentina, Indonesia, México y Alemania- optaron por no firmar.
En lo interno, una gama de encuestas de opinión pública reflejaron el creciente disgusto de los ciudadanos estadounidenses por las intervenciones militares. El periódico The New York Times y la cadena CBS, preguntaron a 1 011 personas entre el 6 y el 8 de este mes si Estados Unidos debería asumir un rol de liderazgo en el intento por solucionar conflictos internacionales, y 62% dijo que no. “Uno ve señales de que se está produciendo un cambio gradual”, dijo Charles Kupchan, del Council on Foreign Relations.
Desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Estados Unidos ha sido un “proveedor de último recurso”, actuando solo o con una coalición, dijo Kupchan. Pero ahora, el público estadounidense está más centrado en cuestiones internas y es cada vez más cauto ante una intervención en el exterior.
“Estados Unidos simplemente no tiene la misma influencia que antes”, dijo Kupchan, señalando que esto es parte de un proceso en el cual la gobernanza mundial ya no se concentra en unas pocas potencias. “En varios sentidos, Siria es emblemática de estas tendencias a más largo plazo”, agregó.
Cuando Obama y el primer ministro británico David Cameron impulsaban la intervención militar en Siria, representantes en los respectivos Congreso y Parlamento la frenaron. “No veíamos una influencia tan decisiva de las bases en la política internacional desde la era de la Guerra de Vietnam”, dijo James Paul, exdirector ejecutivo del Global Policy Forum. “Washington no se impuso sobre las creencias o las preocupaciones de la opinión pública mundial… Los gobiernos (de Estados Unidos y Gran Bretaña) querían proceder, pero no podían hacerlo sin apoyo (de la población). Incluso las monarquías del Golfo tienen que pensar cómo recibirá el público sus políticas”, señaló Paul.
¿En la sociedad estadounidense predomina la idea de que Washington no está logrando asumir un rol de liderazgo unilateral, mientras sus principales rivales en el planeta promueven conceptos como la diplomacia y el multilateralismo.
El presidente chino Xi Jinping, insiste en un modelo de cooperación que sea beneficioso para las partes y en el que los países se comprometan entre sí como socios. Mientras, el presidente ruso Vladimir Putin criticó la noción de “excepcionalismo estadounidense” en un artículo de opinión que publicó el 11 de este mes en The New York Times. “Hay países grandes y países pequeños … (pero) no debemos olvidar que Dios nos creó como iguales”, escribió Putin.