Quien escucha el discurso de los progresos que la ‘atención al usuario’ ha tenido con la administración de Ramiro Gonzáles, hasta podría creerlo si no mediara el hecho de ser víctima del trato infame que quienes trabajan en esa institución dan a quien cotiza mensualmente para obtener servicios y retiro y a quienes el IESS debe su mal administrada solvencia.
La página web con que simplificaron las prestaciones, funciona mal, esconde información, no se despliega y al parecer es manipulada para generar obstáculos a los usuarios. Los únicos que la manejan bien son los ‘cibers’ que cobran por el servicio.
Los balcones de servicio tienen empleados de atención que no están capacitados para las funciones. Solo se preocupan por registrar el número de personas, a las que mal atienden.
El IESS no guía ni facilita el ejercicio de los derechos del usuario, todo lo contrario, obstaculiza y tiene una infinidad de reglamentos inventados, que el afiliado desconoce, hechos específicamente para entorpecer su trámite.
Quien tiene derecho por edad y años de aportación, por ejemplo, encuentra una cantidad de obstáculos en letra pequeña para que ese derecho no sea un ‘derecho pasivo’, que luego de cumplir 65 años su jubilación se prolongue, cuando debería ser automática.
Los empleados se han acostumbrado a favorecer a personas o a desdeñarlas, según la ayuda interesada , por amiguismo o por dinero, no se diga en las emergencias de los hospitales o en la concesión de turnos.
El segmento de tercera edad, es mal tratado. Basta ver a las personas que acuden al balcón de jubilados que asisten en grandes cantidades a esperar largas horas por atención, una atención pésima y desorientadora que les desinforma y no les da soluciones, sino les pone obstáculos insalvables, abusando de esas personas.