Comenzó hace 56 años en las estrechas calles del centro histórico de Quito, desde la antigua planta de diario EL COMERCIO en la calle Chile, a pocos metros de la Plaza de la Independencia. Era la carrera de los barrios quiteños más tradicionales, la única que se hacía en la época de manera organizada. Quien más ha testimoniado sobre la carrera es el que más veces la dirigió (en 25 ocasiones), el periodista Jorge Ribadeneira Araujo. La largada se trasladó del centro al sur, al barrio de San Bartolo, donde está la planta del vespertino Últimas Noticias, desde el comienzo de los años ochenta del siglo anterior.
La competencia, conocida ahora oficialmente como Quito-Últimas Noticias 15K, fue la pionera y tal vez la única hasta hace 10 o 15 años. La 15K despertó ese atleta interior de los quiteños y de quienes vivimos en esta ciudad. En la actualidad hay decenas de competencias de 5, 10, 15 y hasta de media maratón. Pero la más emblemática y popular de todas es la que se corrió el domingo.
Gracias a esa competencia surgieron varios atletas que se convirtieron en figuras internacionales, tal el caso de Rolando Vera, quien además ganó cuatro veces la San Silvestre, en Sao Paulo. La más tradicional de las competencias ecuatorianas congrega no solo a atletas, los casi 20 000 corredores lo hacen por la satisfacción de competir sanamente, de encontrarse con amigos o de hallar la mejor oportunidad para recorrer los contrastes arquitectónicos quiteños. Hombres y mujeres de todas las edades, personas con discapacidades físicas, en sillas de rueda, todos unidos por alcanzar el objetivo de llegar, por eso es también una de las carreras más incluyentes y humanas que se corren en el país.
Después de Jorge Ribadeneira, Pablo González Peña tomó el liderazgo de la organización e incorporó por primera vez en el Ecuador un chip que mide a la perfección el tiempo y la distancia. González dio prioridad a la participación de atletas de élite, lo cual permitió que esta competencia alcance una categoría mundial.
Además de Vera se consagraron gracias a la 15K los Tenorio, los Tumipamba, Silvio Guerra, Luis Tipán… El domingo, a la llegada al Estadio Olímpico Atahualpa, una sorpresa, quien alentaba a los atletas en los últimos metros era el mayor símbolo del atletismo nacional: Jefferson Pérez.
Ese despertar atlético, en mi caso, apareció hace más de tres décadas, cuando la competencia era de 13,7 kilómetros y no tenía aún el carácter de internacional. La 15K siempre fue un buen pretexto para darle un mejor sentido a la vida y fundamentalmente para sentir satisfacciones y expectativas por alcanzar una meta. El domingo fue mi última carrera y seguramente la nostalgia por no volver a correr es similar a la que muchos han sentido cuando dicen adiós o deciden cerrar un ciclo en la vida.