Una vez que terminó el plazo fijado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) para la inscripción de candidatos, las fuerzas políticas han comenzado a organizarse de cara a los comicios de febrero de 2017.
Pese a que todavía es prematuro aventurarse a definir una tendencia de voto, dado que todavía no ha arrancado la campaña electoral y el nivel de indecisos se mantiene en alrededor del 52%, se aprecia el afianzamiento de 4 candidaturas: Lenin Moreno (AP), Paco Moncayo (ANC), Guillermo Lasso (CREO) y Cynthia Viteri (PSC).
Aunque hay encuestas que muestran el avance, estancamiento e incluso retroceso de estos candidatos, esto tenderá a esclarecerse a medida que la campaña electoral arranque y aspectos relacionados con el diseño del mensaje, estrategia de campaña, promoción de las propuestas de gobierno, publicidad, visitas a las distintas ciudades y acción de la militancia comiencen a surtir efecto. Por ello, nada está dicho. Todo es posible. En las últimas semanas dos factores han jugado un papel relevante para la consolidación o debilitamiento de las candidaturas: las alianzas partidarias y el candidato a la vicepresidencia. En cuanto al primer aspecto, la alianza de Centro Democrático de Jimmy Jairala con el Acuerdo Nacional por el Cambio de Paco Moncayo explica en parte el descenso en las encuestas de Lenin Moreno. Lo mismo podría decirse del Partido Social Cristiano, al cual sí le afectó el rompimiento de la Unidad y la conformación de una nueva alianza de Paul Carrasco (Unidos Podemos) y Mauricio Rodas (SUMA) en torno de la candidatura de Guillermo Lasso.
En cuanto al escogitamiento del candidato a la vicepresidencia, el binomio que más ha ganado con ello ha sido el de Cynthia Viteri (PSC). Mauricio Pozo le ha dado fuerza en Quito, sobre todo por su conocimiento y experiencia en el campo económico.
Pero como decía antes, las cartas de las alianzas y del binomio presidencial ya están jugadas. Ahora habrá que ver cómo plantean las acciones de campaña cada uno de los candidatos. Hay que tomar en cuenta que, más allá de las encuestas, las cuales han sido puestas en cuestión después de los resultados de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos o del reciente referéndum en Colombia en torno del proceso de paz, los candidatos deben dar motivos de peso para entregarles nuestro mandato. El Ecuador se encuentra en un momento crucial de su historia. Pese a los avances alcanzados en estos 10 años de gobierno en términos de reforma del Estado, obras e inversión social, el país se encuentra en una delicada situación económica, política y ética. El modelo impulsado por el presidente Rafael Correa terminó por colapsar. Es importante un cambio de rumbo para que el manejo económico se rectifique, salgamos del hiperpresidencialismo y, en especial, haya un manejo diáfano y transparente de los recursos del Estado. Esperemos que el Ecuador, en esta ocasión, no se equivoque.