El presidente Rafael Correa, en una entrevista trasmitida por TC Televisión el pasado domingo, anunció el retorno del Ecuador al mercado de bonos. El Estado ecuatoriano hará este año una emisión de deuda por USD 700 millones para financiar el presupuesto de inversión. En un principio con el Banco Mundial.
Esta decisión ha sido vista de buen modo por los expertos. Para Alberto Acosta Burneo, editor de Análisis Semanal, el regreso del país al mercado de bonos internacionales es positivo ya que le permitirá diversificar su financiamiento. Hasta febrero de 2014, la deuda externa del Ecuador era de USD 13 029 millones. De este monto, el 36% corresponde a préstamos con China.
A mi parecer, el cambio de las condiciones internas y externas ha llevado a que el Presidente tome una postura más pragmática y no tan ideológica como fue en el pasado. En 2007, a pocas semanas de haber asumido la presidencia, Correa expulsó a Eduardo Somensatto, representante del Banco Mundial en Ecuador. En el 2011 el presidente Correa abandonó abruptamente la sesión plenaria de la Cumbre Iberoamericana que se realizaba en Asunción (Paraguay) en el momento en que Pamela Cox, vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina, daba un discurso. Ahora, en cambio, Correa ha dicho: “Bienvenido el financiamiento del Banco Mundial, pero sin condicionamientos”.
Habrá que ver qué entiende el Presidente por “sin condicionamientos”. Después de soportar los condiciones establecidas por China, cualquier cosa es mejor. Supongo que con el Banco Mundial el país no tendrá que bajarse los pantalones, pagando tasas extremadamente altas, pignorando nuestro petróleo o teniendo que destinar parte de estos créditos a la contratación de obras (como centrales hidroeléctricas) con empresas chinas.
Los condicionamientos que efectivamente deberá cumplir el Ecuador son los que cualquier Estado serio debe seguir cuando se trata de emitir deuda y recurrir a los mercados internacionales. En esto es clave saber cómo reaccionará el Gobierno frente a las actuales obligaciones (bonos Global 2012 y 2030) y a las futuras emisiones de deuda.
Considero que más que aplaudir este regreso al mercado de bonos, deberíamos preguntarnos primero para qué queremos más deuda pública. La contratación de nuevos préstamos debería ser una alternativa luego de que se hayan hecho esfuerzos por bajar el gasto público y mejorar los ingresos del Estado.
El Ecuador arrastra un déficit de USD 5 000 millones, equivalente al 4% del PIB. Aunque la deuda externa ahora equivalga al 14% del PIB, es indispensable una reducción y mejoramiento de la calidad del gasto.
Del mismo modo, es necesario impulsar la producción, las exportaciones con mayor valor agregado, así como crear condiciones propicias para atraer la inversión extranjera directa, la cual es una de las más bajas de la región.